¿Por qué alertan los médicos? ¡Aumentan los casos de melanoma maligno de piel!

¿Por qué alertan los médicos? ¡Aumentan los casos de melanoma maligno de piel!
Fuente de la foto: Getty images

El melanoma maligno de piel es uno de los cánceres más malignos que existen. Su insidiosidad radica en la agresividad de la enfermedad y en su capacidad para metastatizar rápidamente. La supervivencia del paciente y su pronóstico general dependen directamente de un diagnóstico precoz y de un inicio temprano del tratamiento. Las formas insidiosas de esta enfermedad y un diagnóstico tardío pueden significar la muerte muy temprana del paciente, incluso en menos de medio año.

El número de casos de melanoma ha aumentado enormemente en los últimos años, sobre todo entre los jóvenes, no por falta de concienciación pública, sino por el desprecio de las medidas preventivas y la indiferencia hacia su salud.

¿Qué es el melanoma maligno y por qué debe preocuparnos?

El melanoma maligno de la piel es uno de los cánceres más agresivos que existen. Se trata de una enfermedad maligna que afecta a la piel, pero que rara vez se presenta en las mucosas o en el ojo. Es un cáncer maligno caracterizado por su gran agresividad y su capacidad para hacer metástasis en un periodo de tiempo relativamente corto.

Por supuesto, la evolución de la enfermedad y las opciones de tratamiento dependen del tipo específico de melanoma y del estadio en que se encuentre.

Además del melanoma maligno, existen otros dos tipos de tumores cutáneos menos agresivos. El carcinoma basocelular se caracteriza por un crecimiento lento y un daño tisular sólo local, en comparación con el melanoma. Tiene el aspecto de un pequeño nódulo que puede convertirse en úlcera. No es doloroso y la probabilidad de metástasis y muerte es mínima.

El segundo es el carcinoma de células escamosas.

Se trata de un nódulo duro que se descama en la superficie y que también puede formar una úlcera. Si no se trata, crece y también puede dar metástasis.

Incidencia de la enfermedad

El melanoma afecta más a las mujeres que a los hombres y aumenta a un ritmo aproximado del 5% cada año. Los hombres tienen una evolución y un pronóstico general peores. Su incidencia se ha triplicado en los últimos años.

Es un mito que el melanoma aparezca después de los 45 años. Los nuevos casos de melanoma en jóvenes aumentan constantemente. Lo único positivo es que la incidencia creciente es predominantemente del tipo menos agresivo de melanoma.

Basándose en los muchos años de observaciones, estadísticas e investigaciones disponibles en la actualidad, los médicos advierten cada vez más al público en general. Llaman la atención no sólo sobre el aumento de la incidencia de la enfermedad, sino también sobre los factores que la desencadenan.

Evolución de la enfermedad y posibles complicaciones

El melanoma hace metástasis muy rápidamente. Las metástasis suelen localizarse en la piel, el tejido subcutáneo, los ganglios linfáticos regionales, los pulmones, el cerebro y el hígado. Las metástasis en otras partes del cuerpo u órganos son posibles pero poco frecuentes.

Entre ellos se encuentran los huesos o los órganos del aparato digestivo (estómago, duodeno, páncreas, intestino).

Factores de riesgo del melanoma

  • Predisposición genética: sólo se ha demostrado en familiares de primer grado y representa aproximadamente el 10% de las causas de melanoma.
  • Radiación UV: es la causa más frecuente de melanoma maligno.
  • Otros factores: tabaquismo, alcohol, virus del papiloma humano, inmunodeficiencia (VIH), terapia inmunosupresora, lesiones cutáneas previas (heridas que no cicatrizan), cicatrices (posquirúrgicas).

¿Cómo saber si puede tratarse de un melanoma maligno?

El melanoma maligno aparece en cualquier parte de la piel, esporádicamente en las mucosas o en el ojo. Aproximadamente un tercio de los casos surgen en el lugar de un lunar existente y dos tercios en piel intacta (sin lunar previo). Al principio parece un lunar normal, pero cambia de tamaño o de color a medida que avanza la enfermedad.

Es importante (sobre todo en el caso de un paciente de riesgo) vigilar los lunares preexistentes en la piel y sus cambios o la aparición de una formación similar a un lunar completamente nuevo. Existen principalmente 5 variables básicas que pueden indicar malignidad.

Se trata de su forma, tasa de crecimiento, tamaño y coloración de la formación y humectación o sangrado.

1. Forma - El signo específico es la asimetría, es decir, la irregularidad de la forma de la lesión. Los lunares típicos suelen tener forma esférica o elíptica, lo que no puede decirse del melanoma.

Se trata de una lesión atípica irregular de formas variadas, que se asemeja a una mancha en la ropa. Los bordes tienen dientes de sierra, que es uno de los rasgos más característicos del melanoma.

2. Crecimiento: como la mayoría de los cánceres, el melanoma se caracteriza por un crecimiento rápido. Si tenía un lunar en el cuerpo y de repente empieza a crecer con bastante rapidez, debe tener cuidado.

Además, una lesión de crecimiento reciente es una mala señal. Básicamente, hay que vigilar cualquier cosa nueva, atípica y de crecimiento rápido en el cuerpo. En tal caso, hay que acudir al médico lo antes posible y empezar con las pruebas como parte de un diagnóstico diferencial.

El crecimiento en la zona circundante es visible a simple vista y también son observables las elevaciones. Sin embargo, lo que no es visible y sólo puede detectarse con métodos de examen especiales es la profundidad del tumor.

3. Tamaño - La mayoría de los lunares son de tamaño pequeño.

Por supuesto, también hay lunares más grandes, pero que llevan muchos años en el cuerpo sin cambios en su crecimiento, forma o color. Estos lunares no suponen un riesgo y no son una indicación para buscar atención médica.

Sin embargo, si el lunar supera los 6 mm y sigue agrandándose, debe considerarse la posibilidad de un melanoma cutáneo maligno.

Los melanomas no suelen ser más pequeños.

4. Color - La mayoría de las veces se trata de una lesión cutánea de color marrón.

Puede tener varios tonos de color.

Gradualmente, a medida que la enfermedad progresa, es de color marrón oscuro a negro. La zona circundante suele ser grisácea, como ahumada.

5. Otros - El tumor suele picar, no doler y la zona circundante suele estar inflamada (de color rojo rosado). Puede hincharse espontáneamente, pero lo más frecuente es que sangre.

Su aspecto es similar al de una úlcera inflamada que no cicatriza, con pigmentación negra.

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Diagnóstico

El diagnóstico del melanoma maligno no es difícil. Sin embargo, hay muchos casos en los que los pacientes buscan atención médica sólo en las últimas fases de la enfermedad.

Al principio, el melanoma tiene el aspecto de un lunar normal, que suele cambiar a medida que avanza la enfermedad. Se observan cambios en su tamaño en anchura (se extiende a la zona circundante), grosor (se examina mediante ecografía cutánea), coloración, bordes dentados, humectación, hemorragia o ulceración.

Por lo tanto, las personas deben ser precavidas. Si encuentran un lunar en su cuerpo que se parece al melanoma en sus características específicas, deben acudir al médico lo antes posible.

Un diagnóstico precoz puede salvar vidas.

Examen clínico visual del paciente

El diagnóstico visual del melanoma maligno utiliza ciertos criterios para ayudar a los médicos o incluso a la gente corriente a determinar si una lesión cutánea concreta tiene características típicas del melanoma.

Los criterios son fáciles de recordar. Las seis primeras letras del alfabeto (A, B, C, D, E, F), que también son la letra inicial del síntoma en inglés, sirven de ayuda mnemotécnica.

cáncer de piel, melanoma negro maligno con bordes rojos
Melanoma maligno. Fuente: Getty Images

Criterios ABCDEF del melanoma maligno

  • Asimetría (asimetría de la lesión) - La lesión tumoral tiene una forma irregular
  • Muesca en el borde (borde dentado irregular) - El melanoma presenta un borde irregular, caracterizado por la presencia de diversas protuberancias. Sus bordes se asemejan a los dientes de una motosierra o de una rueda dentada.
  • Variegación del color (coloración irregular) - La lesión suele ser de color marrón oscuro. A medida que la enfermedad progresa, se oscurece hasta volverse negra o se desvanece (el desvanecimiento del melanoma no indica un retroceso de la enfermedad). Pueden observarse varios tonos simultáneamente en una misma lesión.
  • Diámetro - La lesión maligna se caracteriza por su rápido crecimiento, alcanzando 6 mm o más de diámetro.
  • Elevación - El tumor se eleva ligeramente por encima de la superficie de la piel y es palpable. Puede descamarse y provocar picor o hemorragia.
  • Lesión de aspecto extraño - Un melanoma maligno difiere significativamente de su entorno, dando la impresión de ser una lesión muy diferente.

Datos anamnésicos

Los datos anamnésicos también pueden conducirnos a un diagnóstico definitivo, indicando la posibilidad y el mayor riesgo de cáncer de piel en un individuo concreto. Un dato importante en los antecedentes familiares es la aparición de un melanoma maligno en un familiar de primer grado.

Es probable que alrededor del 10% de los casos tengan una base genética.

Sin embargo, el factor de riesgo más común del melanoma es la radiación UV.

Por lo tanto, las personas que están o han estado expuestas durante mucho tiempo a la luz solar directa o a la radiación UV artificial en las cámaras de bronceado corren el riesgo de desarrollar este cáncer.

Las camas bronceadoras contribuyen en gran medida al desarrollo del melanoma en los jóvenes. La indiferencia y la ignorancia de los hechos conducen a un aumento de la enfermedad.

Al igual que la radiación UV daña las células de la piel, otros factores (mecánicos, físicos, químicos) también pueden debilitarlas. La piel dañada y más sensible es más susceptible a diversas lesiones cutáneas, incluido el cáncer.

Sin embargo, esto no significa que vaya a crecer inmediatamente un tumor en la cicatriz postoperatoria, sino que intervienen simultáneamente muchos otros factores que, en conjunto, crean un alto riesgo de melanoma.

Examen dermatoscópico

Es un método de examen y diagnóstico no invasivo que utiliza un dispositivo especial denominado dermatoscopio y que ayuda a detectar mejor la malignidad de un lunar/enfermedad.

En términos sencillos, un dermatoscopio es en realidad una lupa que permite al médico ver la lesión con más detalle.

Aumentada de diez a veinte veces e iluminada directamente, le permite ver lo que antes era invisible a simple vista.

la mano de un médico señala un lunar en la espalda de una mujer
Evaluar el estado de un lunar o melanoma. Fuente: Getty Images

Con la dermatoscopia digital, el médico puede ampliar la zona que va a examinar como en la dermatoscopia convencional y, al mismo tiempo, tomar fotografías de ella. Las imágenes individuales se almacenan en un ordenador donde el médico puede verlas posteriormente o compararlas con imágenes más recientes durante un examen de seguimiento, lo que le facilita el seguimiento de la progresión y regresión de la afección (desarrollo de la afección - deterioro, mejora).

Cualquier sospecha de melanoma maligno debe examinarse con un dermatoscopio antes de la biopsia (toma de la muestra) propiamente dicha. A menudo, el examen dermatoscópico descarta el cáncer de piel y la biopsia propiamente dicha no es necesaria.

De este modo se reduce el número de métodos de examen invasivos innecesarios y de intervenciones directas en el cuerpo. Así, el paciente puede abandonar el ambulatorio sin una desagradable cicatriz.

Exploración ecográfica de la piel

El examen ecográfico de la piel es un método de diagnóstico no invasivo. Mediante una sonda especial aplicada a la zona que se va a examinar, el médico obtiene una imagen en un monitor de ordenador que muestra el estado actual de la piel y el tejido subcutáneo.

Esto permite evaluar el grosor del melanoma, su vascularidad y el ganglio centinela. La ecografía se utiliza con mayor frecuencia antes de la intervención quirúrgica propiamente dicha (extirpación del tumor), para evaluar la extensión del tejido circundante que debe extirparse.

Examen histológico

La histología es el único método de examen invasivo. También es la clave para establecer un diagnóstico definitivo al 100%. Es invasivo porque se toma una muestra de tejido de la lesión sospechosa y se observa al microscopio a nivel microscópico (celular). La toma de la muestra se denomina técnicamente biopsia.

En el caso de los lunares, lo más habitual es realizar una escisión, es decir, cortar un trozo de tejido. Durante el examen se utilizan técnicas de tinción para ayudar al diagnóstico final.

A continuación, el tejido se envía al departamento de patología, donde un patólogo experimentado lo examina con más detalle y evalúa al microscopio el estado de los melanocitos (células de la piel), la presencia y el estado de los núcleos celulares, el número de mitosis (divisiones celulares ⇒ crecimiento celular), el estado general del tejido, la deposición de pigmento y otros parámetros.

Los rasgos típicos de malignidad son melanocitos atípicos, número excesivo y rápido de mitosis (crecimiento incontrolado), deposición irregular de gránulos de pigmento, presencia de glóbulos blancos (linfocitos) infiltrantes del tumor y otros.

El examen histológico nos proporciona información más precisa sobre el tejido examinado, a partir del cual se establece un diagnóstico definitivo, es decir, la demostración de malignidad o la exclusión de cáncer.

En caso de resultado positivo, se inicia el tratamiento más adecuado para el tipo y el estadio del melanoma. El tratamiento lo propone el oncólogo en consulta con el patólogo y sólo se inicia con el consentimiento escrito del paciente, tras una información suficiente.

Tratamiento del melanoma maligno

El tratamiento del melanoma maligno depende de la evaluación del tejido tumoral por parte del oncólogo y el patólogo. En la mayoría de los casos se prefiere la extirpación quirúrgica del tumor. Si es necesario, se inicia la quimioterapia con el citostático más adecuado para el tipo específico de melanoma.

También se opta por la terapia biológica.

La terapia la propone el médico, que debe explicar al paciente con precisión su estado, la evolución previsible de la enfermedad, las posibles complicaciones relacionadas con el diagnóstico de base, así como las complicaciones y efectos secundarios del propio tratamiento, con los que debe estar de acuerdo.

Extirpación quirúrgica del lecho tumoral

La extirpación quirúrgica del lecho tumoral (extirpación quirúrgica del tumor) sigue siendo el tratamiento de primera línea para el melanoma maligno de piel.

Se extirpa la lesión, pero también el tejido subcutáneo circundante y adyacente, para evitar la recidiva de la enfermedad si hay células tumorales en las proximidades.

La envergadura de la intervención depende del tamaño y el grosor del tumor. Además, el riesgo de recidiva en el lugar de la extirpación anterior es mayor en los tumores más gruesos por término medio.

El grosor del tumor puede determinarse mediante un examen ecográfico de la piel antes de la extirpación. La linfoscintigrafía se utiliza para determinar la localización de la denominada metástasis centinela y su posterior extirpación (localizada muy cerca del lecho tumoral).

De este modo se minimiza el riesgo de reagudizaciones posteriores de la enfermedad y de metástasis.

Quimioterapia

La quimioterapia es el tratamiento del cáncer mediante sustancias químicas, fármacos también llamados citostáticos. Hoy en día existe una amplia gama de tratamientos citostáticos, cuyo objetivo principal es matar (envenenar) las células cancerosas. El inconveniente es que, aunque la diferencia biológica entre las células cancerosas y las sanas es grande, la diferencia metabólica es pequeña.

Por lo tanto, aunque la quimioterapia mata principalmente a las células cancerosas, lo hace a costa de atacar y dañar a las sanas (en menor medida).

Los citostáticos "confunden" principalmente a las células del cuerpo humano que más se parecen a las tumorales en determinados puntos. Se trata sobre todo de células humanas sanas con una capacidad natural para crecer rápidamente (las células tumorales también crecen rápidamente, de ahí el error).

Se trata, por ejemplo, de las células de los folículos pilosos, la médula ósea y el tubo digestivo. Los efectos secundarios de la quimioterapia, que se presentan en casi todos los pacientes, se basan en este hecho.

Efectos secundarios de la quimioterapia:

  • debilidad general
  • malestar general, fatiga
  • mareos
  • colapsos
  • somnolencia excesiva
  • disminución del rendimiento físico
  • infecciones frecuentes, inmunidad reducida, fiebres
  • alteraciones de las mucosas (boca, encías)
  • aversión a la comida
  • pérdida de peso corporal
  • náuseas
  • náuseas, ganas de vomitar
  • vómitos, ardor de estómago
  • dolor de estómago
  • diarrea/estreñimiento
  • insuficiencia renal
  • caída excesiva del cabello

Por este motivo, la quimioterapia es mejor tolerada por las personas jóvenes y sanas y, por tanto, tiene más posibilidades de curación. Debido a la edad y a las enfermedades asociadas, cuando una persona mayor y más vulnerable es tratada con citostáticos, las posibilidades de curación se reducen al mínimo.

Las personas mayores con muchos otros diagnósticos secundarios tienen más dificultades para tolerar daños no deseados en los tejidos sanos, el curso del tratamiento es más complejo y es más difícil recuperarse.

Radioterapia

La radioterapia se utiliza a menudo en el tratamiento del cáncer. Es una terapia que destruye las células cancerosas mediante radiación ionizante. Funciona irradiando la lesión cancerosa con radiación radiactiva, que mata las células cancerosas.

Existen dos tipos de irradiación, la local (la radiación actúa localmente sobre el tumor) o la irradiación total del paciente. En el tipo total de radioterapia, todo el cuerpo se expone a la radiación. Se prefiere para tumores invasivos, difusos y mal circunscritos o para estadios avanzados de cáncer con metástasis.

Pronóstico de la enfermedad

El pronóstico de la enfermedad como tal suele ser desfavorable. El melanoma maligno es uno de los tumores más agresivos que forma metástasis rápidamente. La enfermedad evoluciona con rapidez y, si no se trata, puede acabar con la muerte del paciente.

El factor pronóstico más importante es el estadio de la enfermedad y la presencia de metástasis. Existen cinco estadios del melanoma maligno, que a su vez se dividen en subgrupos (0, IA, IB, IIA, IIB, IIC, IIIA, IIIB, IIIC y IV).

Sin embargo, si se detecta a tiempo, es curable. Por lo tanto, el tratamiento y la supervivencia dependen principalmente de la evolución del cáncer.

Los estadios tempranos sin metástasis pueden extirparse quirúrgicamente, mientras el paciente permanece en el dispensario del oncólogo. Debe acudir a revisiones y exámenes periódicos, que detectarán precozmente la lesión en caso de recidiva, lo que evitará una mayor progresión de la enfermedad. Los estadios avanzados de la enfermedad con formación de metástasis son una mala señal.

El tratamiento es difícil y la enfermedad en muchos casos acaba fatalmente (muerte).

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