El Día Mundial de la Salud nos recuerda la importancia de proteger la naturaleza

El 7 de abril se celebra en todo el mundo el Día Mundial de la Salud. Es uno de los días más importantes. Nos recuerda lo importante que es mantener nuestra propia salud, pero sobre todo la salud de nuestro planeta.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido un lema para este día:

Nuestro planeta, nuestra salud.

Es un recordatorio importante de que no basta con cuidar de nosotros mismos y de nuestra salud. Tenemos que cuidar de la salud de nuestro planeta y de la naturaleza que hay en él.

¿Todavía podemos imaginar un planeta en el que el aire, el agua y los alimentos estén al alcance de todos?

Enfermedades como el cáncer, el asma y las cardiopatías están aumentando en el mundo. La culpa la tiene el exceso de contaminación, tanto en el aire como en nuestro entorno.

La contaminación atmosférica también afecta a la salud física de las personas. El clima extremo, las inundaciones y las sequías amenazan la seguridad alimentaria y la propagación de enfermedades infecciosas.

La pandemia nos ha servido de espejo

La pandemia también nos ha servido de espejo: demuestra que es posible frenar o detener la contaminación atmosférica y medioambiental.

También ha llamado la atención sobre las desigualdades existentes en nuestro mundo. Ha puesto de manifiesto los puntos débiles en todos los ámbitos de la sociedad y ha puesto de relieve la urgencia de crear una sociedad sostenible. Sin embargo, hay que crear un sistema de bienestar que sea sostenible para las generaciones futuras y, sobre todo, que no viole los límites ecológicos.

Se necesitan inversiones a largo plazo, un sistema de protección y una estrategia sostenible. Romper los actuales ciclos de destrucción del planeta y de la salud humana requiere medidas legislativas, reformas de las empresas y el estímulo y la motivación de los individuos para que tomen decisiones saludables.

Muertes por la crisis climática

La OMS calcula que más de 13 millones de muertes al año en todo el mundo se deben a causas medioambientales evitables. Esto incluye la crisis climática, que es la mayor amenaza sanitaria a la que se enfrenta la humanidad. La crisis climática es también una crisis sanitaria.

Más del 90% de las personas respiran aire insalubre causado por la quema de combustibles fósiles. También se está acelerando la propagación de enfermedades transmitidas por mosquitos, causadas por el calentamiento global.

También se encuentran enormes cantidades de contaminación y plásticos en el fondo de nuestros océanos más profundos o en las montañas más altas y, lo que es peor, han entrado en nuestra cadena alimentaria.

Asistimos a la producción y el consumo de alimentos y bebidas altamente procesados y poco saludables, que están alimentando una ola de obesidad, aumentando la incidencia del cáncer y las enfermedades cardíacas y generando un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.

Proteger la naturaleza y el clima

Las personas pueden contribuir a proteger su salud de los efectos de la contaminación atmosférica, por ejemplo, utilizando el transporte público, caminando o en bicicleta, evitando el coche y la quema de residuos.

Según la OMS, el cambio climático puede crear un efecto dominó de otros impactos negativos sobre las poblaciones humanas y su entorno.

"El cambio climático se manifiesta por cambios en las precipitaciones, un aumento de los fenómenos meteorológicos extremos y un incremento de la temperatura media anual. Estos factores afectan a la persistencia y aparición de bacterias, virus, parásitos, algas nocivas, hongos y sus vectores, así como a la progresión de enfermedades de transmisión alimentaria y al riesgo de contaminación tóxica", advierte la OMS.

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