¿Cuál es el tratamiento adecuado de la angina de pecho en los niños? ¿Qué causas y síntomas presenta?

¿Cuál es el tratamiento adecuado de la angina de pecho en los niños? ¿Qué causas y síntomas presenta?
Fuente de la foto: Getty images

La angina de pecho es una enfermedad frecuente que va acompañada de dolor de garganta, dificultad para tragar y altas temperaturas.

La amigdalitis aguda es una inflamación de las amígdalas, concretamente del anillo linfático de Waldeyer. La función principal de las amígdalas es combatir las infecciones. El agente causante de la inflamación es una bacteria denominada Streptococcus pyogens, que está presente en casi el 70% de los casos.

Se da con mayor frecuencia en niños, pero tampoco afecta a los adultos.

A pesar de que se trata de una infección relativamente frecuente, si no se trata adecuadamente puede tener consecuencias graves más adelante, afectando al corazón, las válvulas, las articulaciones o los riñones, por lo que el tratamiento adecuado de la amigdalitis en niños es sumamente importante.

Te interesa: ¿Qué causa la angina y cuáles son sus síntomas? ¿Puede ser vírica? ¿Es purulenta o no tiene fiebre? ¿Es infecciosa/se transmite? ¿Puede ayudar el tratamiento casero o es necesaria la atención de un especialista?

¿Por qué se produce la amigdalitis estreptocócica?

La amigdalitis aguda es una infección bacteriana de las amígdalas. Está causada predominantemente por una infección estreptocócica. Hasta el 70% están desencadenadas por Streptococcus pyogenes.

Otras bacterias implicadas son Streptococcus pneumoniae, pero también algunas infecciones estafilocócicas o Escherichia Coli. La angina bacteriana purulenta se denomina angina bacteriana por el predominio de bacterias como agente causal. Sin embargo, también puede estar causada por virus u hongos (por ejemplo, Candida albicans).

Las amígdalas (tonsilla palatina) son un órgano par situado en la cavidad oral, entre la raíz de la lengua y el paladar blando. Pertenecen al sistema linfático de Waderey y están formadas por tejido linfático, como las amígdalas nasales. Tienen una función protectora en la lucha contra las infecciones. La superficie de las amígdalas es irregular, formada por depresiones, que a menudo atrapan patógenos.

Evolución clínica de la enfermedad

Los síntomas causados por la infección estreptocócica pueden dividirse a grandes rasgos en síntomas locales y sistémicos. Los síntomas locales se producen en el lugar del agente causal, donde sigue multiplicándose sin tratamiento. Los síntomas sistémicos se manifiestan por síntomas inespecíficos similares a los de otras infecciones bacterianas.

boca abierta con amígdalas inflamadas
Amigdalitis aguda - tonsilitis acuta. Fuente fotográfica: Getty Images

Síntomas locales

Cuando la bacteria se adhiere a las amígdalas, provoca una inflamación. El proceso inflamatorio es catarral. Las mucosas se inflaman, enrojecen, supuran y duelen.

Posteriormente, se inicia un proceso purulento, durante el cual se forman tapones purulentos, placas e incluso folículos purulentos (vesículas llenas de un infiltrado inflamatorio) en las amígdalas. Las placas son de color blanco a blanco amarillento, y más tarde se fusionan en áreas más grandes. En el paladar se encuentran hemorragias petequiales (punteadas - similares a pelos).

Estas alteraciones se manifiestan externamente por dolor en la garganta de forma espontánea y al tacto desde la parte anterior del cuello. El dolor puede irradiarse a las mandíbulas, de ahí a la oreja y termina en la nuca. Se considera que tragar, toser, estornudar o incluso hablar y los movimientos de la cabeza -principalmente de rotación- provocan una mayor intensidad del dolor.

En cierta medida, el dolor provoca dificultad para tragar en combinación con la inflamación de las mucosas, que estrecha el espacio faríngeo. El estrechamiento del espacio faríngeo, junto con el engrosamiento de las amígdalas faríngeas, también provoca dificultad para respirar, que se ve forzada a hacerlo por la boca.

Por la misma razón, pueden observarse ronquidos durante el sueño. Debido al estrechamiento de la trompa auditiva, es frecuente la caída de las orejas. También se observan cambios en la voz, que se asemeja más a un zumbido.

Síntomas sistémicos

La angina de pecho se caracteriza por fiebres altas con escalofríos, que alcanzan los 39 °C o más. Las fiebres provocan una sudoración excesiva, por lo que el niño suele estar deshidratado, débil y letárgico. La fatiga y el letargo son típicos. No son infrecuentes las convulsiones febriles (calambres por temperatura). Con menor frecuencia, pueden aparecer delirios y desorientación.

Especialmente en los niños, la enfermedad comienza con fiebre y vómitos. Los vómitos persistentes contribuyen a agravar la deshidratación y la alteración general de la conciencia.

Poco a poco, se asocian otros síntomas como el rascado o la sensación de cuerpo extraño o la sequedad de garganta, que suele ser seca e irritante. Con cada tos, aumenta el dolor de garganta, lo que hace que el niño se muestre más huraño, llorón e insatisfecho.

Normalmente, los ganglios regionales (adyacentes) están agrandados, pueden palparse y son localmente dolorosos cuando se palpan y presionan. Es un signo claro de que el organismo está luchando contra una infección. Lo más frecuente es que puedan palparse los ganglios submandibulares.

¿Qué complicaciones pueden afectar al curso de la enfermedad?

La mayoría de los casos de faringitis estreptocócica pueden controlarse con un tratamiento adecuado y el aislamiento del niño enfermo en un plazo de 10 días sin que surja ninguna complicación. Es más probable que surjan complicaciones con un mal diagnóstico y un posterior tratamiento inadecuado. Aun así, podemos encontrarnos con ellas y es bueno conocerlas.

Angina crónica

Se produce como consecuencia de amigdalitis agudas previas y, a menudo, recurrentes. Éstas dejan una flora microbiana en las amígdalas que puede provocar recidivas de inflamación crónica. Se manifiestan de la misma forma que las amigdalitis agudas.

Absceso amigdalar

Si las bacterias han penetrado en las estructuras más profundas de la amígdala y sus alrededores, puede formarse un absceso. Un absceso es una inflamación purulenta, de forma ovalada y circunscrita, o un seno lleno de pus. Suele formarse en la amigdalitis crónica y afecta a un lado. La amígdala del lado del absceso está agrandada y duele.

Sepsis

Si la bacteria pasa de la lesión (amígdala) al torrente sanguíneo, es capaz de multiplicarse allí y causar más problemas. La infección en el torrente sanguíneo se denomina septicemia. A partir de ahí, puede quedar atrapada en cualquier órgano del cuerpo e invadirlo. Los síntomas varían en función del órgano afectado. También causa abscesos metastásicos en estos órganos.

Diagnóstico y examen básicos

Lo más importante de todo es el diagnóstico correcto, que no es difícil. Basándose en los antecedentes del paciente, el cuadro clínico, los análisis de sangre y el frotis de amígdalas, se puede confirmar o descartar la amigdalitis.

En la amigdalitis aumenta el número de leucocitos (glóbulos blancos) y aumenta el título de ASLO, lo que demuestra que en la sangre hay anticuerpos contra la infección estreptocócica. Aumenta la sedimentación de eritrocitos (glóbulos rojos), cuya velocidad se ve alterada (aumentada) por proteínas típicas de la inflamación.

¿Cómo tratar adecuadamente la faringitis estreptocócica en los niños?

En el caso de las infecciones bacterianas, los antibióticos son la primera opción de tratamiento. La amigdalitis está causada principalmente por infecciones estreptocócicas, lo que podemos comprobar por los resultados de los análisis de sangre.

Desde Fleming, el antibiótico más eficaz contra los estreptococos es la fenoximetilpenicilina, una penicilina común y de uso frecuente.

El medicamento debe tomarse a intervalos regulares durante un periodo de tiempo determinado por el médico. Los intervalos de tiempo entre las dosis del medicamento deben ser precisos, porque si el medicamento se administrara, por ejemplo, dos horas más tarde, podría dejar de hacer efecto.

Puede que no lo supiera: el efecto antibiótico disminuye al cabo de 8 a 12 horas (según el tipo de antibiótico) y la infección se vuelve resistente a él. Si la bacteria se vuelve resistente a un antibiótico concreto, éste deja de funcionar y dificulta el tratamiento posterior.

Para el dolor, la hinchazón, el escozor y la inflamación de garganta, hoy en día existen numerosos preparados de venta libre en forma de jarabes o pastillas masticables que, además de aliviar el dolor, actúan como antisépticos y desinfectan la cavidad bucal y la faringe.

Algunas gárgaras o tisanas también tienen efectos antiinflamatorios y calmantes. Reducen notablemente la hinchazón y facilitan la deglución del bebé, lo cual es muy importante a la hora de ingerir alimentos y líquidos, que deben ser ricos en vitaminas.

Una mayor ingesta de vitaminas y minerales aumenta la inmunidad natural. Los líquidos se pierden del cuerpo con demasiada rapidez a través de la sudoración y los vómitos. Esto es muy peligroso, sobre todo en los niños, por lo que hay que reponerlos.

No es bueno dar infusiones y bebidas calientes durante la amigdalitis y las infecciones bacterianas en general. Un ambiente cálido también es propicio para el crecimiento bacteriano, por lo que deben elegirse líquidos tibios o sólo ligeramente calientes.

Atención: en las amigdalitis causadas por otros agentes infecciosos, como los virus, el tratamiento antibiótico es ineficaz.

El tratamiento de la inflamación vírica es puramente sintomático. Sólo se suprimen síntomas como la fiebre, los vómitos y el dolor. Hay que procurar administrar un suplemento de vitaminas, minerales y líquidos.

Si la temperatura supera los 38 °C, se recomiendan envolturas de pecho y abdomen con una toalla húmeda empapada en agua tibia. Como las temperaturas en la angina de pecho son muy altas, a veces es necesario combinar las envolturas con antipiréticos.

El reposo en cama es igualmente importante. El paciente debe evitar cualquier esfuerzo físico que pueda empeorar el curso de la enfermedad.

En el pasado, la amigdalectomía (extirpación de las amígdalas) se practicaba con mucha frecuencia. Hoy en día, sólo se recomienda en algunos casos, principalmente en las amigdalitis crónicas recurrentes o en los abscesos que no pueden eliminarse con tratamiento antibiótico. Para evitar una recaída de la infección y una posterior septicemia, se extirpan las amígdalas como fuente de infección bacteriana (cojinete).

¿Cuál puede ser la causa de una amigdalitis no tratada desde la infancia y más adelante en la vida?

La amigdalitis es una infección predominantemente bacteriana y fácilmente tratable. Si se descuida en la infancia, puede provocar consecuencias graves o incluso mortales que pueden no aparecer inmediatamente. A menudo aparece de forma sutil o se descubre incidentalmente durante una revisión preventiva con varios años o décadas de diferencia.

La fiebre reumática se considera la más grave. Está causada por infecciones mal tratadas provocadas por estreptococos del grupo A. Es una enfermedad inflamatoria. Provoca la inflamación de las articulaciones y el sistema musculoesquelético y, posteriormente, afecta al músculo cardíaco.

Provoca inflamación del músculo cardiaco (miocarditis), que puede desembocar en insuficiencia cardiaca. Las bacterias también suelen instalarse en las válvulas cardiacas a través del torrente sanguíneo.

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