- ema.euro pa.eu - Resistencia a los antibióticos
- ema.europa.eu - Infocards del Día Europeo de Concienciación sobre los Antibióticos 2020
- ema.europa. eu - Directriz sobre la situación jurídica del suministro al paciente de medicamentos autorizados de forma centralizada
- ncbi.nlm.nih.gov - Antimicrobianos, Pauline Hood, Ehsan Khan, Florence Nightingale
- eurosurveillance.org - Analysis of licensed over-the-counter (OTC) antibiotics in the European Union and Norway, 2012, L. Both, R. Botgros, M. Cavaleri
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- solen. sk - Terapia antibiótica, Václava Adámková, MD
Antibióticos sin receta: ¿se pueden encontrar en la farmacia?

Los antibióticos son uno de los medicamentos más utilizados no sólo en este país, sino también en el mundo. ¿Se pueden adquirir en las farmacias sin receta médica? ¿Cuáles son los riesgos de su uso indebido y por qué la resistencia bacteriana a los antibióticos se está convirtiendo en un problema creciente en todo el mundo?
Contenido del artículo
Todos nos hemos encontrado alguna vez en la vida con la necesidad de tomar antibióticos, ya sea por los dolorosos dolores de garganta y las infecciones de oído en la infancia, o por los picores de la piel y las desagradables infecciones del tracto urinario en la edad adulta.
Los antibióticos son un grupo de fármacos importante y, en la actualidad, el más utilizado en medicina.
El mecanismo de acción de los antibióticos consiste en eliminar las bacterias (efecto bactericida) o ralentizar y detener su crecimiento y multiplicación (efecto bacteriostático).
Pertenecen al grupo de los antiinfecciosos, en el que también están representados otros tipos de fármacos. Además de los antibióticos, también se incluyen los fármacos
- para el tratamiento de infecciones causadas por virus - antivirales
- para el tratamiento de infecciones causadas por hongos, mohos o levaduras - antifúngicos
- para el tratamiento de infecciones causadas por parásitos - antiparasitarios
Las infecciones bacterianas más comunes para las que se utilizan antibióticos son el acné, la bronquitis bacteriana y las infecciones del tracto respiratorio superior, la conjuntivitis, la otitis media, las infecciones de transmisión sexual, las infecciones del tracto urinario, la inflamación de la piel y los tejidos blandos o las infecciones estreptocócicas de garganta.
Resumen tabular de los grupos de antibióticos y ejemplos de antibióticos según su efecto sobre las bacterias
Antibióticos bactericidas | Antibióticos bacteriostáticos | ||
Penicilinas | Amoxicilina Ampicilina Oxacilina | Macrólidos | Eritromicina Espiramicina Azitromicina |
Cefalosporinas | Cefalexina Cefuroxima Ceftriaxona | Tetraciclinas | Doxiciclina Tetraciclina Minociclina |
Monobactámicos | Aztreonam Carumonam | Anfenicol | Cloranfenicol Tiamfenicol |
Carbapenems | Meropenem Ertapenem Imipenem | Sulfonamidas | Sulfanilamida Sulfadiazina Sulfatiazol |
Aminoglucósidos | Estreptomicina Tobramicina Gentamicina | Lincósidos | Clindamicina Lincomicina |
Quinolonas | Ofloxacina Ciprofloxacino Pefloxacina | Trimetoprima | |
Glucopéptidos | Vancomicina Telavancina | ||
Derivados del imidazol | Metronidazol Tinidazol Ornidazol | ||
Polimixinas | Colistina Polimixina B |
En función de su origen, se distinguen varios tipos de antibióticos.
- Los fármacos aislados de organismos vivos son sustancias producidas por determinados hongos o bacterias.
- Fármacos preparados sintéticamente.
- Los fármacos polisintéticos tienen una base natural, pero su estructura ha sido alterada sintéticamente de alguna manera.
En cuanto al espectro de acción de los antibióticos, es decir, si son eficaces sólo contra un grupo concreto de bacterias o contra varios tipos simultáneamente, los antibióticos se dividen en dos grupos.
El primer grupo es el de los antibióticos de espectro estrecho, que permiten el tratamiento específico de un solo grupo de bacterias, por ejemplo, los estafilococos, las bacterias que causan la tuberculosis, etc.
El segundo grupo son los antibióticos de amplio espectro, que actúan simultáneamente sobre varios grupos de bacterias, por ejemplo, bacterias Gram-positivas, Gram-negativas, etc.

Microorganismos en el cuerpo humano
Los microorganismos forman parte natural del mundo que nos rodea, incluso están presentes en nosotros.
Algunos microorganismos pueden suponer un riesgo para nuestra salud, pero para la mayoría de ellos los seres humanos no son su objetivo principal y no atacan a los humanos.
Se cree que en la actualidad existen más de 4-6 x 1030 especies diferentes de microorganismos.
El cuerpo humano alberga muchas especies y tipos de microorganismos. En la gran mayoría de los casos, su presencia es beneficiosa para el ser humano y no causan complicaciones de salud.
Algunas partes del cuerpo se caracterizan por la presencia de un número relativamente elevado de organismos extraños. Un ejemplo típico es el tracto intestinal, donde la presencia de bacterias desempeña un papel importante en la prevención y defensa frente a entidades patógenas.
Sin embargo, para algunos órganos y partes del cuerpo se aplica la regla de la esterilidad absoluta, entre los que se incluyen la mayoría de los órganos internos, los huesos, la sangre y el sistema nervioso central.
La penetración de microorganismos en partes estériles del cuerpo significa automáticamente el desarrollo de una infección.
Tratamiento con antibióticos: ¿cuáles son sus reglas?
Cuando se tratan infecciones bacterianas con antibióticos, se aplican varias reglas básicas.
1.
El objetivo del tratamiento antibiótico es matar o suprimir las bacterias, es decir, detener su crecimiento y multiplicación y, por tanto, la propagación de la infección en el organismo huésped.
Se habla de efecto selectivo del antibiótico.
Para conseguir un efecto selectivo de los antibióticos, es necesario identificar un elemento en la bacteria y en su estructura o metabolismo que la distinga claramente del huésped.
En consecuencia, el efecto del antibiótico se dirige a esta diferencia y las células del propio organismo no resultan dañadas de este modo.
En las bacterias, el rasgo distintivo se identifica, por ejemplo, con su forma, naturaleza Gram-positiva o Gram-negativa, susceptibilidad, membrana celular, diferente tamaño de los ribosomas, etc.
En la práctica, sin embargo, a veces es muy difícil detectar las diferencias individuales de las bacterias, lo que reduce la selectividad de los antibióticos y aumenta el riesgo de efectos secundarios y toxicidad para el huésped.
2. Selección del antibiótico adecuado
Uno de los pasos clave en el tratamiento de las infecciones bacterianas es la selección de un régimen de tratamiento adecuado y del fármaco correcto.
Se trata de un proceso complejo en el que el médico para decidir el tratamiento correcto
- utiliza su experiencia práctica
- tiene en cuenta los resultados de las pruebas del paciente
- evalúa individualmente la relación beneficio/riesgo del tratamiento
- intenta evitar el uso excesivo de antibióticos
- tiene en cuenta la posibilidad de resistencia y de reducción de la eficacia del antibiótico en el futuro.
Al mismo tiempo, el médico debe seguir varios principios a la hora de determinar el tratamiento adecuado:
- prescribir el antibiótico durante el menor tiempo posible
- a la dosis más adecuada
- y utilizar la vía de administración más adecuada
La eficacia de un antibiótico contra una bacteria determinada se juzga en función de la concentración inhibitoria mínima (CIM), que es la concentración más baja del fármaco capaz de inhibir el crecimiento y la multiplicación de la bacteria.
Distingue las bacterias como sensibles (la CMI es igual o inferior a la concentración total del fármaco), moderadamente resistentes y resistentes (la CMI es superior a la concentración total del fármaco).

3. Forma de dosificación correcta
Para atacar adecuadamente una infección que se ha desarrollado en el organismo, es importante seleccionar un fármaco que sea capaz de llegar al lugar de la infección en la cantidad o concentración deseada.
La mayoría de los antibióticos se administran por vía oral (por la boca) o intravenosa (en una vena). En estos casos, la penetración del fármaco en la sangre es directa o casi directa, por lo que el principio activo es transportado por la sangre hasta los lugares donde se necesita.
En los casos en los que el suministro de sangre a la parte del cuerpo afectada por la infección es escaso o nulo, la administración del fármaco puede resultar problemática. Un ejemplo es la córnea del ojo.
En este caso, en lugar de las formas de dosificación antes mencionadas, se utilizan otras formas como colirios para la aplicación tópica.
4. Dosificación del medicamento
La acción de los antibióticos y su eficacia dependen de dos factores básicos.
El primero es la concentración. Hablamos de antibióticos concentración-dependientes.
Con estos fármacos, lo decisivo no es el número de dosis tomadas, sino el grado de concentración alcanzado, por lo que se administran con menor frecuencia y en dosis mayores (suelen ser antibióticos de una toma diaria).
El segundo factor que determina el efecto de los antibióticos es el tiempo. Hablamos de antibióticos dependientes del tiempo. El parámetro importante no es la dosis máxima, sino la duración de la acción en el lugar de la infección.
Estos antibióticos se administran en dosis más pequeñas pero con mayor frecuencia (varias veces al día).
Un ejemplo típico de antibiótico dependiente de la concentración es la gentamicina y de antibiótico dependiente del tiempo es la penicilina.
5. Efectos secundarios
Como ocurre con otros medicamentos, el tratamiento con antibióticos puede tener efectos secundarios.
Si los antibióticos se utilizan en el momento adecuado, a la dosis correcta y sólo cuando están indicados, se puede reducir la incidencia de efectos adversos.
Las reacciones alérgicas y los problemas digestivos figuran entre los efectos secundarios más frecuentes de casi todos los tipos de antibióticos.
Las reacciones alérgicas derivadas del uso de antibióticos pueden manifestarse como reacciones cutáneas leves, como erupciones y picor en la piel.
En casos más graves, pueden convertirse en ampollas en la piel, hinchazón de las mucosas y de algunas partes del cuerpo. La hinchazón de la cara y la garganta junto con problemas respiratorios pueden poner en peligro la vida.
Los problemas digestivos están causados por los antibióticos, que pueden atacar a las denominadas bacterias buenas del tracto digestivo además de a las bacterias diana (esto es especialmente cierto en el caso de los antibióticos de amplio espectro).
Al alterar el equilibrio intestinal, las bacterias se multiplican y causan problemas digestivos, sobre todo diarrea y dolor abdominal.
El régimen adecuado para el tratamiento antibiótico es el uso concomitante de probióticos, que restablecen la composición de la microflora intestinal y, por tanto, la equilibran. Los probióticos no deben tomarse al mismo tiempo que los antibióticos, sino con un intervalo de al menos 2-3 horas.
¿Cuándo no se deben tomar antibióticos?
No todas las infecciones requieren tratamiento con antibióticos. Los antibióticos se utilizan para tratar infecciones bacterianas.
Sin embargo, también pueden causar infecciones otros microorganismos, como los virus, que suelen provocar infecciones de garganta, resfriados, gripe, bronquitis o sinusitis.
En este caso, el uso de antibióticos es inadecuado porque:
- No son capaces de atacar y matar el virus.
- No ayudan a curar la enfermedad ni a mejorar la salud.
- Pueden provocar efectos secundarios.
- Su uso innecesario puede provocar resistencias peligrosas.
Una forma sencilla de distinguir el agente causante de una infección (virus o bacteria) y determinar el tratamiento correcto es la prueba de la PCR. Mide la proteína C reactiva en la sangre, que es producida por el organismo. Su nivel aumenta significativamente en caso de infección bacteriana. La prueba es rápida, fiable y también sirve para comprobar si la infección desaparece tras el tratamiento con antibióticos.

¿Se ha encontrado alguna vez en la situación de que su médico le haya recetado antibióticos para una enfermedad vírica?
En algunos casos, también se da esta situación.
Probablemente se deba a la falta de adherencia o de efecto de las medidas del régimen, como reposo, descanso adecuado y líquidos o tratamiento sintomático, que son cruciales en el tratamiento de las enfermedades víricas.
Si el médico sospecha que existe riesgo de empeoramiento y posibles complicaciones, puede prescribir antibióticos, que previenen las infecciones bacterianas asociadas que se producen al debilitarse el organismo con una infección ya existente.
¿Qué se entiende por resistencia bacteriana?
La resistencia de las bacterias a la acción de los antibióticos, también conocida como resistencia bacteriana, es una afección en la que las bacterias son capaces de resistir los efectos de los antibióticos.
En la práctica, existen dos tipos de resistencia: intrínseca y adquirida.
La resistencia bacteriana intrínseca significa que una bacteria es naturalmente resistente a la acción de un antibiótico debido a una de sus características.
Un ejemplo sencillo de tal propiedad es la membrana externa de la bacteria (en bacterias Gram negativas) y su impermeabilidad a ciertas moléculas antibióticas.
El segundo tipo de resistencia, más peligroso, es la resistencia adquirida, cuyo nombre implica que la bacteria adquirió esta capacidad durante su evolución.
Hablamos de resistencia adquirida cuando una bacteria se vuelve más resistente o completamente resistente a la acción de antibióticos que en un principio le eran perjudiciales.
El antibiótico pierde entonces su efecto o su efecto sobre la bacteria se reduce considerablemente.
La resistencia adquirida se desarrolla de forma natural en las bacterias. Una posibilidad es una mutación genética en la bacteria, que provoca un cambio en la estructura diana original a la que se dirigía el antibiótico.
Otra forma es adquirir un gen de resistencia, que las bacterias propagan entre sí o adquieren del medio ambiente.
De este modo, una bacteria puede volverse resistente a un solo grupo de antibióticos o, en el peor de los casos, a varios grupos de antibióticos, en cuyo caso se habla de multirresistencia.
Un ejemplo de bacteria resistente a varios tipos de antibióticos es el Staphylococcus aureus.
El origen del antibiótico, es decir, si se trata de un fármaco sintético o del producto de un microorganismo, influye en el desarrollo de la resistencia. Por ejemplo, una bacteria que produce una sustancia con actividad antibacteriana debe ser resistente a esa sustancia o la matará.
La resistencia en las bacterias surge de forma natural, es normal y más o menos esperada.
Pero el problema es que se desarrolla mucho más rápido de lo que es apropiado y seguro. Los seres humanos lo facilitamos mediante el uso excesivo o inadecuado de los antibióticos, lo que acelera el desarrollo de la resistencia y su propagación.
El uso excesivo o inadecuado de antibióticos da a las bacterias la oportunidad de adaptarse.
La resistencia bacteriana afecta tanto a las personas como a los animales, y también puede transmitirse de los animales a las personas, ya sea por contacto con los alimentos o por contacto directo.
La resistencia bacteriana como amenaza para la salud
La resistencia bacteriana a los antibióticos es actualmente una de las mayores amenazas para la salud, de dimensión mundial y en rápido aumento.
Las infecciones causadas por cepas bacterianas multirresistentes son responsables de 25 000 muertes al año en Europa.
También es una amenaza por la enorme carga que supone para el sistema sanitario. Se calcula que el coste anual del gasto en el tratamiento de infecciones bacterianas en Europa ronda los 1.500 millones de euros.
Y en tercer lugar, es una amenaza para la sociedad por la pérdida de productividad.
La falta de nuevos antibióticos en el mercado está agravando el problema de la creciente resistencia.

Podemos resumir brevemente las principales consecuencias de la resistencia bacteriana a los antibióticos:
- El crecimiento y la reproducción de las bacterias no se eliminan o se suprimen suficientemente.
- La infección permanece en el organismo, puede propagarse y causar complicaciones y enfermedades más graves.
- Las opciones de tratamiento se ven seriamente limitadas al reducirse la oferta de antibióticos adecuados y eficaces.
- El uso de antibióticos ineficaces aumenta el riesgo de efectos secundarios.
- El paciente no se beneficia del tratamiento.
- El tratamiento se prolonga y aumentan los ingresos hospitalarios.
- Aumenta el coste del tratamiento de los pacientes.
- Aumenta el número de muertes.
Una solución al problema de la resistencia bacteriana es la concienciación, la educación y un enfoque responsable del tratamiento antibiótico.
Todo el mundo puede empezar por aquí.
¿Qué es importante entender y qué principios debemos seguir en relación con los antibióticos?
- Tomar antibióticos sólo si el médico lo recomienda o prescribe.
- Tome sólo la dosis prescrita del antibiótico y respete estrictamente la duración de su uso.
- No interrumpa el tratamiento antes de tiempo, aunque los síntomas de la enfermedad hayan remitido y su estado haya mejorado.
- No guarde los antibióticos no utilizados para más adelante en caso de la misma infección o de otra distinta, ya que pueden no ser adecuados para el tratamiento de otra enfermedad infecciosa.
- No utilice antibióticos para tratar enfermedades víricas como la gripe o los resfriados.
- Pregunte a su médico o farmacéutico sobre los posibles riesgos de tomar antibióticos.
- Nunca dé un antibiótico que le hayan recetado a otra persona para que lo tome, aunque tenga los mismos síntomas que usted, ni tampoco a la inversa.
- Si usas los antibióticos de forma responsable, puedes proteger a las personas más susceptibles de contraer infecciones (embarazadas, recién nacidos, ancianos, personas inmunodeprimidas, personas que han recibido un trasplante o que padecen cáncer).
- Siga las pautas de higiene para prevenir la aparición y propagación de infecciones.
¿Por qué los antibióticos no son de venta libre?
Actualmente no hay antibióticos de venta libre disponibles en el mercado para uso sistémico.
Esto se debe precisamente a que hay muchos riesgos asociados al uso de antibióticos y el paciente no sería capaz de evaluar estos riesgos de forma independiente.
Los medicamentos sin receta ponen al paciente en el papel de automedicador, en el que él mismo decide sobre su estado de salud y la solución al problema de salud, posiblemente en colaboración con un farmacéutico.
En general, cuando un medicamento está disponible sin receta, aumenta su disponibilidad para un mayor número de personas.
Un medicamento sólo puede dispensarse sin receta si su perfil de seguridad es adecuado y el riesgo de uso indebido es muy bajo.
Los medicamentos sin receta también ahorran costes a las aseguradoras sanitarias, ya que los paga el propio paciente y se les puede hacer publicidad.
Por el contrario, ¿cuándo un medicamento debe estar sujeto a receta médica o cuáles son los criterios para clasificarlo como medicamento sujeto a receta médica?
Un medicamento se clasifica como medicamento sujeto a receta médica si cumple alguno de los criterios anteriores:
- Si existe un riesgo directo o indirecto para la salud derivado del uso del medicamento, aunque se utilice correctamente.
- Si el medicamento es objeto de un uso incorrecto frecuente y extendido y, como consecuencia, presenta un riesgo directo o indirecto para la salud.
- Si el medicamento está disponible en una forma farmacéutica que requiere la supervisión o intervención de un profesional sanitario, por ejemplo, formas farmacéuticas parenterales.
- Si se trata de un medicamento cuyo tratamiento debe ser supervisado por un médico.
- Si el medicamento está sujeto a un control adicional de seguridad y eficacia.
- Si se trata de un medicamento nuevo con el que aún no se tiene suficiente experiencia.
- Si se trata de un medicamento que puede provocar tolerancia, dependencia o riesgo de abuso.
- Si el medicamento contiene un componente radiactivo.
Una mayoría significativa de los antibióticos se clasifican como medicamentos de venta con receta, principalmente por el riesgo de resistencia bacteriana.
En teoría, la disponibilidad de antibióticos sin receta facilitaría y agilizaría el acceso a ellos, lo que podría ser eficaz para tratar infecciones que suelen surgir de forma repentina.
Una intervención precoz acortaría potencialmente la duración de la enfermedad, reduciendo así la incidencia de los síntomas y la tasa de contagio en comparación con el proceso más largo de visitar a un médico.
Sin embargo, dada la realidad de la rápida propagación de la resistencia bacteriana, la disponibilidad de antibióticos sin receta es más preocupante, por ejemplo, debido a su posible uso excesivo o indebido, o en un esfuerzo por mantener la máxima funcionalidad y eficacia de los regímenes de tratamiento actuales.
Al mismo tiempo, el hecho de que sigan faltando nuevas opciones terapéuticas para sustituir a los tratamientos que ya no son eficaces contra las infecciones bacterianas contribuye a aumentar la preocupación.
Además del efecto sistémico, es decir, el efecto intrínseco que se produce tras la absorción del fármaco en la sangre, los antibióticos también se utilizan por su efecto local.
En el caso de los antibióticos administrados por vía tópica, el riesgo de efectos secundarios sistémicos es menor y el uso excesivo o indebido es más improbable. Esta es también la razón por la que algunos antibióticos tópicos han sido aprobados por las autoridades nacionales como medicamentos de venta libre.
Se trata de pomadas, cremas o soluciones, aerosoles nasales u orales, gotas oculares o pomadas, o pastillas tópicas.
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