El tratamiento en niños y adultos, en ausencia de complicaciones, se centra en aliviar los síntomas.
No existe un tratamiento directo para el virus de la rubéola.
La infección es de origen vírico y los antibióticos no funcionan.
En caso de fiebre alta, se administran antifebriles como paracetamol, iboprufeno, que también actúan como analgésicos.
No se recomienda administrar aspirina a niños menores de 16 años.
En caso de erupción con picor, se utiliza una pomada tópica sobre la piel afectada, que tiene un efecto adormecedor y reduce la irritación cutánea.
Es importante descansar y beber mucho líquido.
Los antibióticos sólo se administran en caso de complicaciones de la infección bacteriana.