¿Qué es un fibroma en la piel, qué aspecto tiene y qué síntomas presenta?

¿Qué es un fibroma en la piel, qué aspecto tiene y qué síntomas presenta?
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El fibroma es un tumor benigno de los tejidos conjuntivos del cuerpo humano. Es más frecuente en la piel, pero también puede aparecer en otras partes del cuerpo u órganos. ¿Cuál es la causa del crecimiento del fibroma, síntomas y opciones de tratamiento?

Características

El fibroma es un tumor benigno del tejido conjuntivo del cuerpo humano. Es uno de los tumores benignos comunes de las estructuras blandas y puede aparecer en cualquier parte del cuerpo.

Los miomas se encuentran con mayor frecuencia en la piel del cuello, debajo de las axilas, debajo de los senos, en la entrepierna y en los párpados. La cavidad oral también es un lugar frecuente de miomas.

Un fibroma es esencialmente un crecimiento inofensivo que puede complicar la vida desde el punto de vista estético (como crecimiento cutáneo) y práctico debido a la ubicación inadecuada del fibroma cutáneo.

¿Qué aspecto tiene un fibroma cutáneo?

Un fibroma cutáneo tiene el aspecto de un pequeño crecimiento de hasta aproximadamente 2 centímetros de tamaño. Tiene una forma bien definida y no cambia de tamaño ni de forma una vez que ha terminado de crecer. Suele ser de naturaleza pediculada saliente con una superficie más lisa.

El fibroma no es una enfermedad transmisible y su crecimiento es individual y espontáneo.

Tipos de fibromas

Existe un gran número de tipos de fibromas debido a la inmensidad de los tejidos conjuntivos del organismo.

Reconocemos los angiofibromas (fibroma vascular), los fibromas quísticos linfáticos, los fibromas ováricos (de ovario) y uterinos, los fibroadenomas de mama, los mixofibromas en el tejido subcutáneo y muchos otros.

Fibroma duro (fibroma durum)

Un fibroma cutáneo de naturaleza dura (fibroma durum) contiene un mínimo de células fibroblásticas y un gran número de fibras.

Un ejemplo de fibroma duro son los dermatofibromas, pequeños crecimientos cutáneos que crecen a un ritmo lento. Suelen ser de color rosa, rojo o marrón y son más frecuentes en la parte inferior de las piernas, el tronco y los brazos.

Otro tipo de fibroma duro son los queloides, tejido duro que se forma en la zona de las cicatrices cutáneas. Se trata de una cicatriz agrandada estéticamente desfavorable. La cara, los hombros y el pecho son especialmente propensos.

Puede formarse una cicatriz queloide si la cicatriz cutánea no se cuida bien después de una intervención quirúrgica.

Fibroma de piel dura (fibroma durum)
Fibroma de piel dura (fibroma durum). Fuente de la fotografía: Getty Images

Fibroma blando (fibroma molle)

Un fibroma blando (fibroma molle) es un crecimiento cutáneo que cuelga de un tallo más delgado y contiene más células fibroblásticas y menos fibras.

Los fibromas cutáneos blandos se encuentran con mayor frecuencia en el cuello, las axilas, las mamas y la zona inguinal alrededor de los genitales.

Fibroma de piel blanda (fibroma molle)
Fibroma de piel blanda (fibroma molle). Fuente fotográfica: Getty Images

Causas

La etiología exacta de los miomas no es bien conocida por la comunidad profesional. La genética, la edad, los cambios hormonales y el equilibrio hormonal, el estado del sistema inmunitario y el propio factor mecánico desempeñan un papel importante.

Su crecimiento y formación vienen determinados principalmente por factores genéticos.

Factores que aumentan el riesgo de fibromas:

  • Factor genético
  • Aumento de la edad
  • Sistema inmunitario débil
  • Enfermedades autoinmunes
  • Cambios hormonales
  • Tratamiento hormonal
  • Daños mecánicos
  • Reacción de la piel a la irritación
  • Resistencia a la insulina
  • Presencia de ciertas formas del virus del papiloma humano

Edad avanzada: el riesgo de formación de miomas aumenta con la edad. A medida que aumenta la edad, se deteriora la función de defensa del sistema inmunitario.

Sistema inmunitario deficiente: una función inmunitaria baja y las enfermedades autoinmunitarias aumentan la posibilidad de formación de fibromas.

Factor mecánico: el roce y la irritación regulares de la piel durante un largo periodo de tiempo pueden provocar la formación de fibromas, sobre todo en zonas específicas como las axilas, el cuello, la ingle o incluso la cavidad bucal.

Reacción de la piel a una lesión: tras determinadas lesiones como picaduras de insectos, quemaduras, heridas, perforaciones o intervenciones quirúrgicas, la piel puede reaccionar formando fibras fibrosas y formando un crecimiento cutáneo: un fibroma.

Tratamiento hormonal: el tratamiento farmacológico con hormonas puede reducir el sistema inmunitario y aumentar el riesgo de formación de fibromas.

Ejemplos de ello son el uso de anticonceptivos hormonales o el tratamiento inmunosupresor (inmunosupresores). En las mujeres, pueden producirse cambios hormonales fisiológicos, por ejemplo, durante el embarazo.

Síntomas

Por lo general, los fibromas no presentan síntomas ni manifestaciones específicas. Aparecen en la piel como un crecimiento de color pálido, entre rosado y marrón, y suelen ser sólo un problema estético.

A veces los fibromas, que crecen en los tejidos conjuntivos de los órganos, pueden causar problemas.

En algunos casos poco frecuentes, un fibroma cutáneo puede mostrar signos de picor, enrojecimiento o ardor. Este síntoma es específico de los fibromas situados cerca de glándulas sebáceas, vasos sanguíneos o nervios.

Los fibromas en la piel son crecimientos muy poco prácticos, ya que pueden engancharse en la ropa.

Se puede sentir una sensación de picor cuando el fibroma se daña mecánicamente y se irrita.

Diagnósticos

Los fibromas pueden detectarse en casa mediante inspección (a la vista) y palpación (al tacto). Se trata de fibromas cutáneos. Es posible encontrar una lesión circular excesivamente blanda o dura o un pequeño crecimiento en la piel, de color rosa a marrón.

El diagnóstico de los fibromas cutáneos corresponde a un dermatólogo (médico de la piel), aunque también puede consultarse a un oftalmólogo o un otorrino si el fibroma se localiza en zonas específicas como la boca, el oído o el ojo.

El médico diagnosticará la tumoración cutánea observándola y utilizando un dermatoscopio (lupa instrumentada) para confirmar o descartar que se trate de un fibroma. A veces puede tratarse de una verruga, un lunar o un papiloma.

En función del aspecto y el comportamiento del crecimiento cutáneo, el médico realizará una biopsia para asegurarse de que no se trata de un tumor maligno o canceroso.

Por tanto, el diagnóstico definitivo sólo se realizará mediante el examen microscópico de la muestra de tejido tomada del crecimiento cutáneo.

Es aconsejable someterse a un examen de los crecimientos cutáneos, ya que pueden ser malignos.

Los fibromas internos no son visibles a simple vista y sólo pueden detectarse mediante pruebas diagnósticas instrumentales como la ecografía, el TAC (tomografía computarizada) o la RM (resonancia magnética).

Examen médico de formaciones cutáneas con un dermascopio
Examen médico de formaciones cutáneas con dermatoscopio. Fuente: Getty Images

Prevención de la formación de miomas

Prácticamente no existe prevención de los miomas debido al factor genético de su formación, por lo que no es posible evitar su eventual formación.

Se recomienda el mantenimiento de la salud, especialmente en forma de apoyo al sistema inmunitario, la inmunidad y el equilibrio hormonal.

Es aconsejable someterse a revisiones periódicas de crecimientos cutáneos, bultos y lunares por parte de un dermatólogo para descartar la nocividad del crecimiento cutáneo.

Cómo se trata: Fibroma cutáneo - fibroma

Tratamiento: cómo eliminar los miomas (moho, láser, nitrógeno y cirugía)

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Recursos interesantes

  • pubmed.ncbi.nlm.nih.gov - Fibroma colágeno (fibroblastoma desmoplásico): informe de cuatro casos y revisión de la literatura. T Hasegawa, T Shimoda, S Hirohashi, K Hizawa, T Sano
  • medicalnewstoday.com - Lo que hay que saber sobre los dermatofibromas. Medical News Today. Jon Johnson
  • BERGEROVÁ, Yvonne, BRYCHTA, Pavel y Jan J. STANEK, ed. Cirugía plástica estética y dermatología correctiva. Praga: Grada, 2014. ISBN 978-80-247-0795-2
  • ŠTORK, Jiří. Dermatovenerología. 2ª ed. Praga: Galén, c2013. ISBN 978-80-7262-898-8