Tratamiento de la esquizofrenia: ¿se puede curar? Medicación, psicoterapia y más

En general, el tratamiento depende de la fase de la enfermedad.

Si se ha producido la fase aguda de la enfermedad y los síntomas son intensos o el paciente es un peligro para sí mismo y para los demás, es necesario un apoyo y cuidados intensivos en la crisis.

En la fase aguda se desarrollan síntomas de psicosis y se requiere medicación.

En la fase en la que los síntomas disminuyen o desaparecen, la familia y el paciente reciben información sobre la enfermedad y pasan a primer plano enfoques psicoterapéuticos como la terapia individual, de grupo y familiar.

Si la salud del paciente se estabiliza, puede participar en diversas formas de rehabilitación psicosocial. Si ha estado estudiando, puede volver a estudiar, participar en actividades de ocio, etc. En general, sin embargo, el tratamiento de la esquizofrenia debe ser integral e incluir tratamiento biológico (farmacoterapia, terapia electroconvulsiva), intervenciones psicoterapéuticas y psicosociales.

En términos prácticos, el tratamiento de la esquizofrenia puede dividirse en cuatro fases:

1. Gestión del estado psicótico agudo en la esquizofrenia. El objetivo es conseguir calmar a la persona que padece esquizofrenia y permitir posteriores intervenciones terapéuticas.

Las intervenciones primarias son las técnicas verbales para calmar al paciente, la administración de medicación sedante (calmante) en caso de inquietud psicomotriz y/o síntomas agresivos. En caso de fracaso de las mismas o de alto riesgo de daño para el paciente o el entorno, se puede recurrir a la contención física, respetando las normas legislativas.

En el tratamiento farmacológico de los síntomas psicóticos agudos en asociación con agitación o síntomas agresivos, deben utilizarse formas parenterales o solubles de fármacos. Además de los antipsicóticos, deben administrarse benzodiacepinas parenterales para aumentar la velocidad del efecto pacificador.

Sin embargo, la administración de apaurina (benzodiacepina) sigue siendo el tratamiento principal.

2. La fase aguda, cuyo objetivo es suprimir los síntomas agudos de la esquizofrenia, especialmente los síntomas positivos como los delirios, las alucinaciones y las alteraciones del comportamiento.

Suele durar de 6 a 8 semanas y su eficacia se evalúa al cabo de 2 a 4 semanas. Un cambio de tratamiento en las dos primeras semanas sólo está indicado si aparecen efectos secundarios o intolerancia.

3. Tratamiento de estabilización, cuyo objetivo es minimizar las situaciones estresantes y promover la capacidad del paciente para adaptarse a su entorno social original.

Si el estado del paciente se estabiliza con una determinada terapia instaurada en la fase aguda, ésta debe continuarse durante al menos 6 meses a dosis inalteradas.

Este período es óptimo para los principales procedimientos no farmacológicos, como las intervenciones psicoterapéuticas, la psicoeducación, las intervenciones psicosociales. Si está disponible, puede utilizarse una forma de hospitalización parcial en un hospital psiquiátrico.

4. El objetivo de la fase de mantenimiento es prevenir las recaídas y crear las condiciones para una recuperación social completa (remisión).

La farmacoterapia y la terapia electroconvulsiva son algunos de los métodos biológicos estándar para tratar la esquizofrenia.

La terapia electroconvulsiva (TEC) es un método terapéutico seguro con un efecto terapéutico rápido. Actualmente se realiza bajo anestesia general con equipos modernos que permiten la dosificación y el seguimiento tanto de la eficacia como de los efectos secundarios para minimizar los riesgos y los efectos adversos.

Las indicaciones de la TEC en la esquizofrenia son principalmente los cuadros peragudos con peligro para la vida o la salud y también las formas farmacorresistentes (que no responden a la medicación) de la enfermedad, en las que su efecto es sinérgico con la administración de apaurina.

La psicoterapia en el tratamiento de la esquizofrenia no es una alternativa al tratamiento farmacológico, pero junto con el tratamiento biológico-psicofarmacológico ayuda eficazmente a reducir al mínimo los síntomas de la esquizofrenia, incluidos los déficits cognitivos.

La terapia de apoyo con psicoeducación sobre la enfermedad y el tratamiento es importante en la psicoterapia de pacientes con esquizofrenia.

La educación reduce la ansiedad, la autoculpabilidad y la desesperanza y también puede ayudar al paciente a desarrollar sus propios recursos para hacer frente al estrés, prevenir las recaídas y recuperar un funcionamiento saludable.

En el tratamiento de pacientes con esquizofrenia, la cooperación de los familiares es importante para lograr el apoyo del paciente en el tratamiento, reconociendo las señales de alerta temprana y reduciendo los factores estresantes que podrían provocar una recaída.

La terapia cognitivo-conductual ayuda a mejorar el funcionamiento social de los pacientes con esquizofrenia y puede conducir a la modificación de los déficits cognitivos, el control de los síntomas positivos y negativos crónicos y la prevención de las recaídas.

La terapia cognitivo-conductual utiliza varios métodos y estrategias bien desarrollados para lograr este objetivo, como el entrenamiento en habilidades sociales, las técnicas de autoinstrucción, el entrenamiento en déficit aislado, etc.

La atención comunitaria ocupa un lugar importante en el tratamiento global de los pacientes con esquizofrenia. Es una de las alternativas a la atención psiquiátrica, especialmente para los pacientes cooperativos con esquizofrenia. En este contexto, los pacientes forman parte de una comunidad terapéutica, y se puede proporcionar una ayuda integral eficaz en condiciones de apoyo emocional, contacto interpersonal y posibilidad de seguimiento diario del estado del paciente.

Otras formas de asistencia comunitaria son los centros psicosociales, los clubes de socioterapia y los grupos de autoayuda. No obstante, el paciente debe estar lo mejor informado posible sobre su enfermedad, en función de la fase en que se encuentre.