¿Cómo se trata la coxartrosis? Medicación, ejercicio a tras la cirugía de la articulación

¿Por qué iniciar el tratamiento de la coxartrosis lo antes posible?

El tratamiento de la artrosis debe iniciarse ante los primeros síntomas y ralentizar o detener el proceso degenerativo de la articulación. Si no se trata y se ignoran las señales del organismo, el proceso destructivo de la articulación de la cadera puede desarrollarse de forma acelerada.

Además del dolor en sí y de la limitación del movimiento en la articulación, pueden desarrollarse complejos desequilibrios musculares en el sistema musculoesquelético de una persona.

En caso de dolor, es típica la marcha analgésica, es decir, una marcha que "evita" la articulación dañada y carga más la otra.

La sobrecarga prolongada de la articulación opuesta de la cadera puede provocar un rápido desgaste y artrosis en la otra articulación sana.

Se produce una mala alineación de la espalda y una posición oblicua de la pelvis, lo que a su vez afecta a la postura del tronco, los hombros y la cabeza.

Al cabo de cierto tiempo, es posible la aparición de dolores musculares incluso en las partes más externas del cuerpo.

Tratamiento de la coxartrosis
Tratamiento de la coxartrosis. Fuente: Getty Images

Tratamiento de la coxartrosis

El tratamiento de la artrosis de cadera se divide en conservador y quirúrgico.

El objetivo principal del tratamiento de la artrosis es retrasar el tratamiento invasivo, es decir, la sustitución artificial de la cadera. Siempre depende de los síntomas objetivos y subjetivos del paciente y del acuerdo con el médico.

Por lo general, se aplica un tratamiento conservador y, posteriormente, se evalúan los resultados para determinar la conveniencia y necesidad de una intervención quirúrgica. Si el dolor del paciente es avanzado y agudo, se recomienda de inmediato la sustitución articular (endoprótesis).

Tratamiento conservador

El tratamiento conservador se centra en la eliminación del dolor, el aumento de la movilidad articular, el fortalecimiento de los músculos debilitados, la relajación de los músculos sobrecargados, el control del peso, la modificación de la actividad física y la enseñanza de una ergonomía adecuada para el trabajo y las actividades cotidianas normales.

Los principales representantes del tratamiento farmacológico son los analgésicos, los antiinflamatorios no esteroideos y los condroprotectores.

El tratamiento se basa en una nutrición local eficaz de la articulación en forma de ácido hialurónico, colágeno y otros agentes condroprotectores. El médico administra inyecciones indoloras directamente en la cara interna de la cápsula articular de la articulación dañada.

El tratamiento conservador consiste en una terapia pasiva que utiliza los efectos positivos de la fisioterapia, como la electroterapia, la fototerapia, los ultrasonidos, la termoterapia o la hidroterapia.

La elección de un tipo concreto de terapia depende siempre del efecto deseado, que suele ser analgésico (aliviar el dolor) y curativo (regenerador).

La fisioterapia es parte integrante de la terapia de la artrosis. El médico prescribe la rehabilitación tanto de forma preventiva como en la fase pre y postoperatoria del tratamiento.

La coxartrosis es uno de los diagnósticos ortopédicos más frecuentes con los que se encuentran los fisioterapeutas en ambulatorios, hospitales e institutos de rehabilitación.

En las sesiones conjuntas, el fisioterapeuta relaja y moviliza la cadera, la articulación sacroilíaca y las articulaciones de la columna cervical del paciente y, mediante técnicas suaves y manuales, influye en los espasmos musculares y los elimina.

Practica ejercicios con el paciente, especialmente para fortalecer y estabilizar los músculos de los glúteos y los músculos cercanos a la articulación de la cadera.

Coxartrosis y ejercicio

El fisioterapeuta selecciona ejercicios específicos en función del objetivo de la terapia y del estado de salud del paciente. Los ejercicios varían en la fase preventiva, la fase preoperatoria y la fase postoperatoria.

Después de la cirugía, el paciente observa ciertos principios y restricciones de movimiento (no cruzar las piernas, sentarse poco, carga elevada en la articulación de la cadera, rotación excesiva, etc.).

El ejercicio más utilizado es el puente glúteo, que sirve para fortalecer los músculos glúteos.

El paciente se tumba con toda la espalda y la cabeza sobre una esterilla blanda con las piernas flexionadas por las rodillas. No hay espacio entre la esterilla y la columna vertebral. Las piernas se pegan a la esterilla en toda su longitud y los brazos se colocan sueltos junto al cuerpo. Se observa una respiración diafragmática y abdominal regular.

Con una espiración, el paciente despega gradualmente las vértebras de la esterilla vértebra a vértebra y eleva la pelvis hacia el techo, contrayendo e implicando los músculos glúteos.

El paciente permanece en la posición más elevada. Inspira y espira varias veces en las costillas, pero sin permitir la contracción de los músculos glúteos.

Puente de glúteos
Puente de glúteos. Fuente: Getty Images

A continuación, con una espiración, el paciente vuelve a tumbarse lenta y suavemente sobre la colchoneta en la posición inicial y relaja los músculos glúteos. Para mayor seguridad del ejercicio, el paciente puede colocar una pelota de gimnasia blanda o un cojín entre los muslos para evitar la aducción y el cruce excesivos de las piernas.

Una variación de este ejercicio para fortalecer tanto los músculos glúteos como los abductores del muslo (sin peso) consiste en utilizar la posición de puente glúteo superior, en la que las rodillas se separan simultáneamente (rana) mientras se contrae la región glútea.

A continuación, volvemos a juntar suavemente las rodillas hasta el nivel de las articulaciones de la cadera. Es aconsejable practicar contra una ligera resistencia (goma de tela de resistencia o las manos del terapeuta resistiendo ligeramente el movimiento del practicante).

De nuevo, los omóplatos permanecen pegados a la esterilla durante todo el ejercicio. Se presta atención a la respiración abdominal diafragmática (respiración hacia los lados de las costillas inferiores).

Se recomienda consultar a un terapeuta para que la terapia sea más eficaz y evitar errores durante los ejercicios. El terapeuta preparará ejercicios adaptados al paciente, a su diagnóstico y al objetivo de la terapia.

Tratamiento biológico

El tratamiento biológico es el tipo más nuevo de tratamiento conservador y no se utiliza a menudo debido a su coste.

Consiste en extraer de la grasa células madre del propio organismo, que se inyectan directamente en la articulación dañada. Éstas tienen la capacidad de reparar, regenerar células y tejidos del organismo.

Los pacientes con artritis de grado I y II valoraron subjetivamente su mejoría de salud en cuestionarios. Aproximadamente el 65% de los pacientes experimentaron una reducción del dolor y cierta mejoría de la movilidad de la articulación dañada 6 meses después del procedimiento.

El tratamiento es más eficaz y tiene un efecto más duradero cuanto más se aplica en un estadio inferior de la artrosis.

Debido a los avances en el desarrollo y la medicina, se cree que la terapia biológica puede ser la forma más eficaz de tratamiento de la artrosis en el futuro.

Prótesis de cadera

La endoprótesis, una prótesis de cadera, está indicada cuando la afección no ha mejorado con el tratamiento conservador. Suele recomendarse en los grados más altos de artrosis y dolor intenso.

La razón más común para el reemplazo de cadera es la coxartrosis.

Las endoprótesis están hechas de titanio, cobalto o cromo. Estos materiales tienen una larga vida útil. Hay dos tipos de prótesis: parcial y total.

En la sustitución parcial se sustituye la parte dañada de la articulación, mientras que en la total se sustituyen ambas partes de las superficies articulares.

Los tiempos modernos ofrecen una gran selección de implantes, lo que permite a los médicos elegir un tipo de endoprótesis adecuado para cada tipo de discapacidad.

Los implantes se dividen en

  • cementados
  • no cementados
  • híbridos

Una prótesis cementada con cemento óseo es más lisa en la superficie y totalmente cargable poco después de la intervención quirúrgica. La desventaja es la eventual sustitución, ya que el cirujano tendría posteriormente un acceso más difícil.

Por lo tanto, se utiliza principalmente en pacientes de edad avanzada e inactivos.

En cambio, una prótesis no cementada es rugosa en la superficie y su anclaje estable se produce gradualmente. La desventaja es la imposibilidad de carga completa poco después de la cirugía.

Sin embargo, es una opción quirúrgica fácil para una posible sustitución en el futuro. Es adecuada para pacientes más jóvenes y activos.

En las prótesis híbridas, cada componente óseo se fija individualmente de forma diferente.

Recuperación y complicaciones

En la mayoría de los casos, la recuperación tras una artroplastia de cadera es fácil e indolora. Tanto el paciente como el terapeuta intentan que la "nueva" articulación pueda utilizarse plenamente lo antes posible tras la intervención.

El paciente puede experimentar dolor en los músculos que rodean la articulación de la cadera en el sentido de un desequilibrio muscular. Sin embargo, esto puede corregirse relativamente rápido con una rehabilitación adecuada. El cuerpo y las estructuras circundantes de la articulación se acostumbran gradualmente a la nueva articulación.

Las posibles complicaciones están asociadas a la anestesia general y local, como en otros procedimientos quirúrgicos. Las complicaciones locales son mínimas pero posibles, y pueden incluir la luxación postoperatoria de la endoprótesis, infección o trastornos neuromusculares de la zona operada.

La rehabilitación comienza inmediatamente el día de la intervención y se lleva a cabo con la participación de fisioterapeutas que utilizan medios auxiliares de rehabilitación como férulas motoras, cintas de correr o balones de gimnasia.

De pie, se entrena al paciente para que camine con dos bastones franceses sobre una superficie plana. Una vez dominado esto, se amplía gradualmente la distancia y se enseña a subir escaleras.

Durante las primeras 6 semanas después de la operación (de las cuales aproximadamente 2 semanas en el hospital) tiene lugar el proceso de adaptación y curación de la articulación operada. Durante este tiempo el paciente no debe cargar completamente la extremidad y debe caminar con la ayuda de muletas.

Al cargar lentamente el lado operado, el paciente se libera de las muletas. El paciente realiza ejercicios con el fisioterapeuta desde el día de la operación en el hospital y posteriormente durante las reuniones en la clínica de rehabilitación.

El resultado es una vuelta plena a la vida.

Rehabilitación del paciente
Rehabilitación del paciente. Fuente: Getty Images
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