Tratamiento de la pericarditis: medicación, punción, cirugía

La clave de un tratamiento eficaz es identificar la causa de la pericarditis. También depende de si se trata de una forma aguda o crónica de pericarditis. El tratamiento es fundamentalmente sintomático. La terapia se lleva a cabo en función de los síntomas clínicos y las manifestaciones del paciente.

La base es la restricción de la actividad física excesiva, la eliminación de los factores de estrés y un determinado estilo de vida dietético.

Tratamiento farmacológico

En la pericarditis bacteriana se opta principalmente por el tratamiento farmacológico con antibióticos (orales o intravenosos).

Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) pueden estar indicados para aliviar el dolor y la inflamación. En algunos casos, se opta por los corticosteroides para suprimir la inflamación.

Uno de los principales fármacos utilizados en la pericarditis es la colchicina, que puede reducir a la mitad la probabilidad de recidiva de la enfermedad.

Punción pericárdica (drenaje)

En un estado patológico, puede acumularse sangre, exudado o líquido quiloso en el pericardio.

Si hay demasiado líquido en el pericardio y el taponamiento cardíaco es inminente, debe drenarse el exceso de líquido de la cavidad pericárdica.

La pericardiocentesis se realiza mediante cirugía abierta o utilizando un catéter especial a través de la pared torácica del paciente. En la actualidad, la pericardiocentesis se realiza con mayor frecuencia bajo control ecocardiográfico.

Intervención quirúrgica

Si la pericarditis no responde a ningún otro tratamiento elegido y además existe riesgo de progresión a la cronicidad o de complicaciones graves de salud, el pericardio puede extirparse quirúrgicamente.

La operación se denomina pericardiectomía y es la última opción de tratamiento de la pericarditis.

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