Neumonía: ¿qué síntomas tiene la neumonía y cómo se divide?

La neumonía (también conocida como pulmonía) es una enfermedad inflamatoria caracterizada por la afectación y el daño del tejido pulmonar. Dependiendo del origen de la enfermedad, esta inflamación puede adoptar varias formas, tanto infecciosas como no infecciosas.
Síntomas más comunes
- Dolor muscular
- Malestar
- Dolor torácico
- Dolor en el lado derecho
- Dolor de cabeza
- Dolor de cuello
- Dolor articular
- Dolor en las extremidades
- Ronquera
- Fiebre
- Espiritualidad
- Cuero azul
- Indigestión
- Náuseas
- Isla Lung
- Tos seca
- Presión en el pecho
- Temblores
- Fatiga
- Tos húmeda
- Vómitos
- Tos con mucosidad
- Tos con sangre
- Winterreise
- Frecuencia cardíaca acelerada
- Aumento de la temperatura corporal
Características
La neumonía (técnicamente neumonía) es una inflamación del parénquima pulmonar, siendo más frecuente la neumonía infecciosa.
El curso y la gravedad de esta enfermedad respiratoria dependen no sólo del origen de la inflamación, sino también del estado general de la persona y de su estado inmunitario, que contribuye en gran medida al curso del tratamiento.
El agente causante de la enfermedad suele ser una infección por gotitas, que se propaga principalmente desde las vías respiratorias superiores.
La neumonía no infecciosa es menos frecuente y puede estar causada por reacciones alérgicas y exposición física o química. La neumonía es una de las enfermedades inflamatorias más comunes.
La neumonía se clasifica según varios criterios. Puede adoptar distintas formas. Por ejemplo, la forma infecciosa puede estar causada por bacterias, virus u hongos. Las más comunes son las inflamaciones bacterianas, que surgen por penetración a través de la cavidad oral y las vías respiratorias altas. Las menos comunes son las inflamaciones causadas por infección con hongos o mohos.
Las inflamaciones no infecciosas se caracterizan por una reacción inflamatoria sin infección. Por ejemplo, pueden penetrar en los pulmones sustancias químicas, gases o líquidos. Sin embargo, existe riesgo si este tipo de inflamación se acompaña de infección.
División de la neumonía:
- por curso
- aguda: repentina, dura hasta 3 meses como máximo
- recurrente (recidivante) en una zona
- migratoria, cuando la inflamación se desplaza a diferentes sitios
- según la causa que la provoque
- infecciosa - bacteriana, vírica, fúngica, parasitaria
- no infecciosa - tras la aspiración (inhalación) de una sustancia agresiva, por alergia
- por epidemiología
- comunitaria - en lugares públicos comunes, tratamiento más ligero
- nosocomial - en un entorno hospitalario, peor tratamiento
- por presentación clínica
- típica - cuando los síntomas indican neumonía, por ejemplo, tos, fiebre, dificultad para respirar
- atípica - la neumonía puede presentarse sin fiebre o aumento de la temperatura corporal, o síntomas gripales como debilidad, fatiga, dolor articular y muscular
- por mecanismo de aparición
- primaria - sólo neumonía
- secundaria - secundaria a otra enfermedad
- por cuadro patológico
- alveolar - los alvéolos están afectados
- intersticial - tejido afectado entre otras estructuras como los alvéolos
- según los hallazgos radiográficos
- alárica - si está afectada toda el ala pulmonar
- lobar: la inflamación sólo afecta a un lóbulo pulmonar
- segmentaria - posiblemente en un segmento
- bronconeumonía - la inflamación también afecta a las vías respiratorias
En general, cuando se produce una inflamación en los pulmones, se daña el tejido pulmonar, lo que provoca tos y problemas respiratorios. Debido al curso a menudo complicado y al tratamiento a largo plazo de la neumonía, es mejor la prevención, en forma de vacunaciones regulares contra las enfermedades respiratorias y la gripe. Y también en forma de un estilo de vida saludable.

Causas
La neumonía se produce cuando una infección o una irritación no infecciosa altera y daña el tejido pulmonar. La inflamación suele deberse a una causa infecciosa, ya sea bacteriana, vírica, micótica o parasitaria.
La no infecciosa puede deberse a la irritación por sustancias químicas gaseosas o líquidas que penetran en las vías respiratorias. Del mismo modo, resulta de la aspiración (inhalación) de un cuerpo extraño en los pulmones. La más arriesgada es la aspiración de jugos gástricos.
Éstos contienen ácidos estomacales agresivos o partículas de alimentos, lo que provoca una inflamación complicada. El riesgo de aspiración del contenido del estómago se produce sobre todo en estado de inconsciencia, en caso de embriaguez grave y también en caso de intoxicación con drogas o medicamentos.
Cuando se está tumbado durante largos periodos de tiempo, se acumula mucosidad en las vías respiratorias inferiores y en los pulmones, lo que favorece la proliferación de bacterias, que también desencadenan una reacción inflamatoria. Estas inflamaciones son especialmente frecuentes en personas mayores e inmóviles que no pueden tumbarse con regularidad.
Los niños pequeños, sobre todo los menores de un año, son los más expuestos a la neumonía. Las personas mayores de 60 años, las personas con inmunidad debilitada y las personas con enfermedades crónicas asociadas también corren un alto riesgo. La neumonía causada por una infección resistente puede ser un problema.
La neumonía bacteriana es el tipo más frecuente de neumonía. Está causada por bacterias como Streptococcus pneumoniae, Streptococcus pyogenes o aureus. Pero también Haemophilus influenzae o Klebsiella pneumoniae, Chlamydia pneumoniae, Legionella pneumophila. Son representantes del tipo comunitario de neumonía bacteriana. Se dan habitualmente en la comunidad, en espacios públicos, fuera del ámbito hospitalario.
En el caso de las infecciones adquiridas en el hospital (nosocomiales), están representadas principalmente por Pseudomonas aeruginosa, Klebsiella pneumoniae o, por ejemplo, E. coli, virus RS. En este tipo de neumonía, el riesgo es más difícil de tratar, debido a las cepas resistentes.

Factores de riesgo para desarrollar neumonía
- Edad (niños y personas mayores de 60 años)
- Gripe
- infecciones de las vías respiratorias superiores
- enfermedades crónicas del sistema respiratorio (bronquitis crónica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica)
- enfermedades crónicas del sistema cardiovascular
- accidente cerebrovascular
- sistema inmunitario debilitado (tras quimioterapia, inmunosupresores, SIDA)
- enfermedades oncológicas
- diabetes
- enfermedad renal - pacientes en diálisis
- embarazo
- tabaquismo
- drogadicción
- alcoholismo
- exposición a sustancias químicas, por ejemplo, en el entorno laboral de la construcción o la agricultura
Síntomas
Debido a la variedad de causas y agentes causantes de la neumonía, cabe suponer que los síntomas también serán diferentes. La neumonía bacteriana se manifiesta de forma ligeramente distinta a la neumonía vírica o fúngica.

En general, se podría afirmar que la neumonía presenta síntomas como:
- Falta de aliento
- puede haber respiración rápida
- tos (seca o productiva, según el agente causal)
- dolor torácico, agravado por la respiración profunda, la tos
También se asocian síntomas generales, y de intensidad variable:
- escalofríos, escalofríos
- aumento de la temperatura corporal hasta fiebre
- malestar
- náuseas
- fatiga
- debilidad
- dolor de cabeza
- dolor en articulaciones, músculos
Así, el síntoma típico de la neumonía es la dificultad para respirar y la tos, que puede ser seca, más tarde húmeda y con mucosidad. Por lo general, las manifestaciones clínicas características incluyen un aumento de la temperatura, a veces fiebre.
Sin embargo, dependiendo del agente causal, la inflamación puede ir acompañada de otros síntomas. En las formas más graves de neumonía, se produce dificultad para respirar y dolor torácico, que puede ser ardiente, punzante o de otro tipo.
Neumonía bacteriana
La neumonía bacteriana se caracteriza por fiebre (temperatura corporal superior a 38 °C) y malestar general. La neumonía bacteriana también se caracteriza por una tos productiva, con expectoración de mucosidad o pus. La mucosidad puede ser de diferente consistencia, color (verde, amarilla, pardusca, teñida de sangre) y cantidad.
Neumonía vírica
En la neumonía vírica sólo suele haber una temperatura elevada (temperatura corporal de hasta 38 °C). La neumonía vírica es menos intensa. La tos es irritante, seca, con sensación de ahogo. Por supuesto, hay dificultades respiratorias asociadas. También hay dolor torácico.
La neumonía bilateral con una imagen típica de cristal lechoso en la radiografía también está presente en la COVID-19, que está causada por un nuevo coronavirus, es decir, el SARS-CoV-2.
Otros tipos de neumonía
En las inflamaciones de origen micótico, las manifestaciones son similares a las de origen vírico.
La experta garante del artículo, la doctora Zuzana Kožlejová, añade la siguiente información.
Por ejemplo, hay neumonía sin temperatura corporal ni fiebre, con tos leve. La disnea de esfuerzo puede estar asociada a la neumonía. En el caso de un examen auditivo, el hallazgo puede ser negativo, aunque la radiografía muestre una amplia afectación pulmonar.
Diagnósticos
El diagnóstico de la neumonía se basa en los antecedentes y el cuadro clínico. La presencia de cambios en la respiración se investiga auscultando con un fonendoscopio. Los métodos de imagen incluyen la radiografía de tórax o la tomografía computarizada.
La radiografía de tórax y la tomografía computarizada del tórax y los pulmones revelan el grado de afectación y daño del tejido pulmonar e identifican el lugar de la inflamación. Los antecedentes y los síntomas se utilizan para identificar posibles factores de riesgo de complicaciones.

Como en cualquier inflamación, se realizan análisis de sangre de laboratorio, principalmente recuentos sanguíneos y pruebas serológicas. También se lleva a cabo un examen de esputo para un análisis microbiológico y de sensibilidad a los antibióticos.
Si es necesario, se realiza una broncoscopia en caso de problemas crónicos y en caso de hallazgos poco claros en la radiografía. El motivo es excluir un tumor - enfermedad oncológica. A veces es necesario tomar una muestra directamente de las vías respiratorias durante la broncoscopia.
Curso
La neumonía primaria con un agente causal bacteriano es más grave y se caracteriza por un aumento de la temperatura corporal, de hasta 38 °C (hasta fiebre). Durante las primeras horas suele haber tos seca, que posteriormente se vuelve productiva.

Tos con mucosidad de consistencia y color variables, como mucosidad verde, amarilla, pardusca, purulenta o teñida de sangre. El agente vírico no provoca fiebre alta, sino normalmente sólo una elevación de la temperatura corporal (hasta un máximo de 38 °C). La tos es seca, irritante y asfixiante.
Se asocia disnea. La respiración puede ser rápida y superficial. Se oyen sibilancias, silbidos o estertores. El dolor torácico es un problema debido a la respiración más profunda y a la tos. Un dolor importante asociado a la respiración es indicativo de pleuresía.
Las llamadas manifestaciones gripales pueden estar presentes por la gripe inicial, pero también por la neumonía. Entre los síntomas generales, hay debilidad general, malestar, fatiga, náuseas, dolor muscular, articular, de extremidades. Pero también dolor de cabeza, falta de apetito, pesadez de estómago hasta vómitos.
Los síntomas generales, sin el curso típico de la neumonía, pueden estar presentes en la neumonía atípica. Es importante someterse a un examen inmediato por un especialista cuando se presentan problemas más graves para evitar complicaciones.
Las posibles complicaciones de la neumonía incluyen:
- pleuritis, pleuresía
- empiema - un depósito purulento en el espacio pleural
- absceso - un proceso inflamatorio encapsulado
- gangrena - necrosis tisular
- shock séptico
- muerte en neumonía grave
La inflamación está causada por la respuesta inmunitaria del organismo a la alteración y el daño del tejido pulmonar. Es muy importante realizar un diagnóstico rápido e iniciar el tratamiento lo antes posible. En caso de tratamiento inadecuado, existe el riesgo de desarrollar una enfermedad pulmonar crónica, que puede derivar en un absceso pulmonar y también en una reducción permanente de la función pulmonar. En los grupos de alto riesgo, casi un tercio de los casos acaban incluso en muerte.

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