Prevención de la mononucleosis infecciosa
La principal prevención del virus de la mononucleosis es un estilo de vida saludable, la estabilidad del sistema inmunitario y la alta inmunidad del organismo.
En caso de aparición de la enfermedad en la familia y el entorno cercano, se recomienda desinfectar los objetos que hayan estado en contacto con la saliva de una persona infectada y sean una fuente potencial de contagio del virus.
La mononucleosis infecciosa se transmite principalmente a través de la saliva, por lo que debe limitarse el contacto físico en forma de besos y el uso compartido de vasos y cubiertos comunes.
Mononucleosis infecciosa en el embarazo
El virus VEB también puede afectar a un adulto. Si una mujer no ha padecido VEB, puede enfermar más fácilmente debido a que su sistema inmunitario se debilita durante el embarazo.
Aunque la mononucleosis por VEB es un virus herpes, en la mayoría de los casos tratados no afecta al feto en el cuerpo de la madre, por lo que el VEB no debe transmitirse por vía transplacentaria.
Sin embargo, debido a las condiciones de salud individuales, siempre es necesario consultar a un médico.
Debido al riesgo potencial de que otros virus herpes peligrosos causen mononucleosis infecciosa(toxoplasma, CMV...), es necesario un examen y tratamiento profesional por parte de un médico.
Es necesario que un ginecólogo controle regularmente al feto y a la madre durante todo el embarazo.
Agentes del virus de Epstein-Barr (mononucleosis)
La mononucleosis infecciosa fue descrita por primera vez en 1885 por el médico ruso Filatov con el nombre de linfadenopatía. Posteriormente, el Dr. Pfeiffer se refirió a la enfermedad como fiebre glandular debido a sus síntomas.
En 1964, los virólogos Tony Epstein e Yvonne Barr utilizaron un microscopio para demostrar por primera vez la presencia del virus herpes de la mononucleosis infecciosa.
Pudieron demostrar la existencia del virus a partir de células tumorales de linfoma de Burkitt utilizando un microscopio electrónico.
Ayuda natural a base de plantas para el hígado
Una de las hierbas más conocidas por sus efectos beneficiosos sobre el hígado es la planta Silybum marianum (cardo mariano), que contiene una sustancia llamada silimarina, con propiedades desintoxicantes y antioxidantes.
Ayuda a restaurar y proteger las células del hígado, protegiéndolo de los daños y aumentando su resistencia. Aunque la silimarina es segura, no está recomendada para niños menores de 5 años, mujeres embarazadas y en periodo de lactancia.
No se recomienda en caso de enfermedades cardiovasculares y ciertas alergias (frutos secos, semillas). Es necesario consultar a un médico para determinar la idoneidad del uso de esta hierba teniendo en cuenta el estado de salud individual del paciente y la posible contraindicación del uso de la hierba con la farmacoterapia (fármacos y medicamentos).