¿Cómo se trata la miocarditis? Fármacos, antibióticos y régimen

La mayoría de los pacientes superan la miocarditis sin consecuencias para la salud. En algunos casos, sin embargo, la inflamación del músculo cardiaco puede derivar en riesgos graves para la salud, como una miocardiopatía o la propia insuficiencia cardiaca.

La miocarditis aguda de curso grave requiere hospitalización.

El pronóstico del tratamiento de los pacientes depende sobre todo del diagnóstico oportuno y de la gestión del curso de la enfermedad provocadora (infección, alergia, enfermedad autoinmune sistémica).

El tratamiento se determina en función de la identificación de la causa de la miocarditis. En general, se aplica un régimen de reposo prolongado, la eliminación de la actividad física y del factor de estrés y determinadas medidas dietéticas.

El tratamiento antibiótico farmacológico está indicado si se conoce el agente bacteriano infeccioso de la enfermedad. En la miocarditis vírica, en algunos casos pueden administrarse fármacos antivirales.

El tratamiento de la miocarditis más grave consiste principalmente en el tratamiento de la insuficiencia cardiaca y las arritmias cardiacas.

Desempeña un papel importante el tratamiento farmacológico en forma de betabloqueantes, inhibidores de la ECA (fármacos para dilatar los vasos sanguíneos y favorecer el bombeo de la sangre) o diuréticos (para evitar el edema y la retención de líquidos).

En el tratamiento pueden utilizarse corticosteroides, que actúan para eliminar el proceso inflamatorio, y fármacos inmunosupresores en pacientes con una reacción inmunitaria exagerada.

La elección de fármacos y medicamentos específicos depende del estado general del paciente, las enfermedades asociadas y las manifestaciones clínicas de la propia miocarditis.

Si la miocarditis progresa a una fase crónica con secuelas graves, puede ser necesaria la implantación quirúrgica de un marcapasos, un desfibrilador o un trasplante cardíaco completo.

En ese caso, el paciente es trasladado a un programa de trasplantes con la opción de implantar un soporte cardiaco mecánico.

La miocarditis no tratada con síntomas clínicos puede causar graves problemas de salud: deterioro de la función cardiaca, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, arritmia o parada cardiaca súbita.

Si el músculo cardiaco está debilitado, no puede bombear sangre correctamente. La sangre puede acumularse alrededor del corazón y formar coágulos. Si un coágulo obstruye una de las arterias del corazón, existe riesgo de infarto.

fcompartir en Facebook