Fibrilación auricular: ¿qué es y cómo se manifiesta este trastorno del ritmo?

Fibrilación auricular: ¿qué es y cómo se manifiesta este trastorno del ritmo?
Fuente de la foto: Getty images

La fibrilación auricular es el trastorno cardiaco más frecuente. Se caracteriza por arritmias (ritmos cardiacos anormales). La enfermedad provoca contracciones caóticas e irregulares de las fibras musculares y, por tanto, una pérdida de actividad coordinada de las aurículas. Esto hace que el corazón debilite su capacidad de bombeo y también provoca latidos irregulares y rápidos. La enfermedad es más frecuente en personas mayores de 80 años, afectando al 15% de la población de este grupo de edad.

Características

Por lo general, la fibrilación auricular afecta a alrededor del 5 por ciento de las personas y existen tres formas en cuanto a la duración de la enfermedad. La primera es la forma paroxística, que dura menos de 7 días, pero normalmente menos, y termina por sí sola sin ninguna intervención. La segunda es la forma persistente, que dura más de 7 días y requiere intervención médica. También existe una forma permanente, que suele ir asociada a otra complicación.

La fibrilación auricular propiamente dicha significa que las dos aurículas del corazón son incapaces de contraerse, por lo que no pueden expulsar la sangre hacia los ventrículos, que por tanto sólo llega allí de forma pasiva, aspirándola. En un individuo sano, esto puede no suponer tanto problema como en una persona con una enfermedad, en la que ya surgen complicaciones. Al mismo tiempo, esto también provoca latidos irregulares, es decir, un cambio en el ritmo al que trabaja el corazón. Normalmente se produce un aumento de la velocidad, ya que el corazón intenta bombear sangre a la circulación más rápido a pesar del problema.

Causas

Las causas de este trastorno son diversas. Puede tratarse de una predisposición genética, pero también de alguna otra cardiopatía que sólo puede ir acompañada de fibrilación. Además, hacer muy poco ejercicio, la hipertensión arterial, la diabetes, la obesidad, diversos problemas metabólicos y el consumo excesivo de tabaco o alcohol son también factores de riesgo muy elevados. Asimismo, algunos problemas pulmonares, como tumores o neumonías, pueden provocar arritmia. Del mismo modo, los trastornos tiroideos también son un factor de riesgo.

Síntomas

El síntoma más común de la enfermedad es el pulso irregular y la arritmia del corazón. Además, la persona que padece esta enfermedad también puede sentir algunas palpitaciones y, sobre todo, un cansancio excesivo. Además, tras un esfuerzo físico excesivo, la persona también presenta falta de aliento. La persona se queda sin aliento antes y con más facilidad y, posteriormente, le cuesta más respirar. A veces, incluso puede haber dolores en el pecho que son sordos y constrictivos.

Además, la enfermedad también presenta síntomas de una posible enfermedad asociada a otro trastorno. Por ejemplo, si la fibrilación auricular está asociada a trastornos tiroideos, que también pueden causar estos latidos irregulares, la persona también puede adelgazar y perder peso. También puede tener problemas digestivos, casi siempre en forma de diarrea. Sin embargo, si la enfermedad dura poco tiempo y pasa, por ejemplo, en 7 días, la persona no suele notar más síntomas que los latidos rápidos del corazón.

Diagnósticos

La enfermedad puede detectarse por la presencia de síntomas, pero sobre todo mediante la exploración, que se realiza a través de un electrocardiógrafo (ECG). Sin embargo, algunos tipos de fibrilación pueden no estar presentes todo el tiempo, por lo que también se utiliza el llamado ECG Holter, que permite monitorizar al paciente durante un periodo de 24 horas y obtener así datos precisos. Algunas causas de fibrilación auricular también pueden detectarse mediante ecocardiografía o radiografía de tórax, en la que se obtiene la imagen del corazón y los pulmones.

Curso

En algunos casos, la fibrilación auricular se resuelve por sí sola en 24 horas. En otros, tarda más, o la afección se corrige tras una intervención médica. Sin embargo, también hay casos en los que la enfermedad está presente incluso tras una intervención médica rutinaria. En este caso, puede causar complicaciones a largo plazo, como problemas respiratorios, latidos cardíacos excesivos y rápidos, o coágulos sanguíneos y amenazas para el cerebro, las extremidades o los órganos internos. Es la causa más frecuente de ictus isquémico, representando hasta el 85% de los casos.

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