Tratamiento de la espondilosis: medicación, ejercicio, rehabilitación o cirugía

La enfermedad es asintomática. ¿Cómo tratarla si no se conoce?

La prevención es importante.

La prevención consiste en tomar medidas para evitar la aparición del problema. Es importante realizar una cantidad suficiente de actividad física, y esto debe hacerse durante todo el año.

Cada persona es diferente y puede padecer distintas enfermedades, por lo que es importante un enfoque individual.

Debe seguirse el consejo de un médico, un fisioterapeuta o un entrenador para la selección de ejercicios y actividades físicas adecuadas. Si hay dolor de columna, es necesario elegir un entrenador con experiencia en el problema. También es adecuada una escuela de espalda.

A una edad más avanzada y en caso de limitaciones de salud, basta con caminar, por supuesto durante un periodo de tiempo suficiente y preferiblemente al aire libre.

Se recomiendan la natación, el yoga, el pilates, la marcha nórdica y cualquier entrenamiento para fortalecer los músculos abdominales, pélvicos y de la espalda. Al mismo tiempo, son importantes una postura y unos hábitos de movimiento correctos, así como un calzado adecuado.

La fisioterapia también puede incluir la terapia de tracción, el masaje, la acupuntura, el tratamiento en balnearios, la parafina, etc. En este contexto también se menciona la gimnasia terapéutica o la terapia de entrenamiento médico.

También es necesario pensar en una nutrición adecuada: una dieta equilibrada y suficientes vitaminas, minerales, oligoelementos.

El tratamiento de la espondilosis y sus causas, al igual que otras enfermedades degenerativas, es desconocido, por lo que la prevención reviste una gran importancia.

Cuando surgen problemas, se opta por el tratamiento sintomático, que incluye la farmacoterapia, es decir, la administración de fármacos analgésicos, antirreumáticos no esteroideos, miorrelajantes (relajantes musculares) o fármacos para mejorar el flujo sanguíneo.

En caso de dolor intenso, opiáceos u opiáceos.

Como alternativa, pueden utilizarse psicofármacos para problemas de larga duración. El dolor crónico deteriora considerablemente la calidad de vida y la aptitud mental.

En caso de formas graves y según los problemas asociados, como la radiculopatía (compresión de la médula espinal y las raíces raquídeas), debe consultarse a un neurocirujano, que indicará si procede un tratamiento quirúrgico.

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