Tratamiento de la alergia: medicamentos, antihistamínicos, desensibilización y otros

Una vez determinada la alergia y los alérgenos específicos causantes de la reacción adversa, se puede seleccionar el tratamiento adecuado, teniendo en cuenta la edad del paciente, su estado de salud, la presencia de otros diagnósticos, los síntomas clínicos y su aparición temporal.

El tratamiento es principalmente sintomático, es decir, alivia los síntomas y manifestaciones alérgicas del paciente. La clave principal de la terapia y la prevención de las reacciones alérgicas es la eliminación del contacto con el alérgeno en cuestión.

En la alergia alimentaria es necesario evitar los alimentos y componentes alimentarios que causan una reacción adversa.

Los medicamentos y fármacos que se administran a los pacientes alérgicos pueden dividirse en dos grupos. El primer grupo son los fármacos preventivos, cuyo objetivo es atenuar y aliviar los síntomas clínicos de la alergia a largo plazo.

El segundo grupo son los fármacos utilizados para el alivio agudo cuando los síntomas empeoran. Están destinados principalmente a problemas agudos como un ataque de asma o una manifestación grave de rinitis alérgica.

Los antihistamínicos son la forma más común de terapia para los alérgenos inhalados y se encuentran entre los fármacos más utilizados en la medicina de la alergia.

Los fármacos bloquean los efectos de la histamina, que aumenta excesivamente en el organismo del alérgico cuando el alérgeno pasa por el cuerpo, provocando los propios síntomas de la alergia. Los antihistamínicos pueden tomarse por vía oral en forma de pastillas, gotas o inyecciones.

Los corticosteroides son otro tipo de medicación antialérgica. Se trata de fármacos antiinflamatorios hormonales que se utilizan para afecciones médicas más graves o agudas.

El problema de sus efectos secundarios no deseados generales con el uso a largo plazo se ha eliminado mediante la aplicación tópica en forma de aerosoles nasales, gotas, medicamentos inhalados o preparados cutáneos en forma de geles y pomadas.

Si las alergias se manifiestan principalmente en la piel en forma de erupciones o eczemas, resulta adecuada la aplicación tópica de corticosteroides para aliviar la reacción inmunitaria.

Otra opción es la hiposensibilización (desensibilización), en la que se administran al paciente cantidades gradualmente crecientes de un alérgeno especialmente tratado mediante inyección o gotas especiales.

El objetivo de esta forma de tratamiento es aumentar la tolerancia del alérgico al alérgeno en cuestión, pero se trata de un tratamiento a largo plazo en colaboración con el paciente.

La clave del tratamiento de la alergia es, por tanto, una terapia sistemática, regular y a largo plazo, que se lleva a cabo en cooperación con el paciente tanto en el estado de reposo como en el estado agudo de la alergia.

El objetivo del tratamiento integral es estabilizar el estado de salud, prevenir el desarrollo de síntomas alérgicos graves, evitar el deterioro de la enfermedad y, por último, pero no por ello menos importante, impedir que la alergia progrese a la fase aguda.

Sin embargo, muy a menudo se incumple el tratamiento preventivo complejo y se interrumpe la terapia en la fase de reposo de la enfermedad.

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